La Ley de Libertad fue aprobada por el Senado de Estados Unidos por 67 votos a favor y 32 en contra. En mayo, la Cámara de Representantes aprobó el documento correspondiente.
La Ley de Libertad llega después de que expirara la polémica Acta Patriota, que justificaba el acceso masivo a datos con la excusa de combatir el terrorismo.
La nueva ley introduce importantes restricciones en el programa de vigilancia electrónica de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), pero no lo prohíbe por completo.
De acuerdo con el documento, el derecho de recoger datos sobre las conversaciones telefónicas de los estadounidenses ahora se transfiere a las empresas de telecomunicaciones. Los servicios especiales pueden tener acceso a esta información sólo tras la autorización del tribunal.