La apertura de embajadas a partir del 20 de julio de 2015 concluirá "la primera etapa de lo que será un largo y complejo proceso hacia la normalización de los vínculos bilaterales" entre EE.UU. y Cuba, reza la declaración del Gobierno cubano, tras el intercambio de cartas entre el presidente cubano, Raúl Castro, y el presidente estadounidense, Barack Obama, que confirmaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países.
Sin embargo, la declaración advierte que no será posible seguir adelante con el proceso de normalización de relaciones bilaterales mientras EE.UU. mantenga el bloqueo económico, comercial y financiero de Cuba, que viola el Derecho Internacional y que -recuerda el documento- “se aplica con todo rigor, provoca daños y carencias al pueblo cubano". Según la declaración, dicho bloqueo es el "obstáculo principal" para el desarrollo de economía cubana, y afecta a los intereses de todos los países, incluyendo al propio EE.UU.
Además Cuba exige la devolución del territorio de Guantánamo, que considera "ilegalmente ocupado" por la Base Naval homónima. Entre otras exigencias "indispensables" figura el cese por parte de EE.UU. de transmisiones radiales y televisivas "lesivas para la soberanía" y la eliminación de los programas dirigidos a la subversión y desestabilización de Cuba. Además, La Habana exige compensaciones por los daños humanos y económicos que la política de EE.UU. ha causado a Cuba en más de 50 años.
El Gobierno cubano está dispuesto a mantener un "diálogo respetuoso" y a "desarrollar relaciones de convivencia civilizada, basadas en el respeto a las diferencias entre ambos gobiernos" sin ninguna forma de injerencia. En particular, Cuba considera necesario crear vínculos "que no han existido entre nuestros países en toda su historia", al menos desde la intervención estadounidense a Cuba durante la guerra de independencia hace 117 años.