Mientras que el Departamento de Estado de EE.UU. estaba elaborando estrategias sobre la mejor manera de apartar a Zelaya del poder, a pesar de oficialmente no respaldar el golpe de Estado en Honduras Hillary Clinton sugirió usar al confidente de Bill Clinton Lanny Davis como canal de comunicaciones con Roberto Micheletti, el presidente interino instalado tras el golpe, informa 'The Intercept'. Durante ese período, Davis trabajó como asesor de un grupo de empresarios hondureños que habían apoyado el derrocamiento de Zelaya.
En un correo electrónico dirigido a sus empleados la funcionaria estadounidense discutió la posibilidad de que Davis la ayudara a hablar con Micheletti. La solicitud para hablar con Davis llegó el 22 de octubre de 2009, una fecha que supone un punto de inflexión crucial para el Gobierno de facto que había derrocado a Zelaya.
Una semana más tarde, Clinton y sus principales asesores negociaron un acuerdo para llevar a Zelaya de vuelta al poder a través de un gobierno de unidad nacional. Pero el acuerdo no presentó un "gran avance". Más bien se creó un enorme vacío legal que proporcionó al poder legislativo hondureño golpista poder de veto sobre el regreso de Zelaya. El supuesto plan se vino abajo y el Gobierno de facto patrocinó lo que muchos consideran unas elecciones fraudulentas que hicieron imposible el regreso de Zelaya.