A lo largo de su historia, las Fuerzas Armadas chinas solían quedarse por detrás de otras potencias mundiales, sobre todo, de EE.UU. Sin embargo, actualmente el gigante asiático pone todos sus esfuerzos en la producción de aviones de combate de quinta generación, comparables con los F-22 Raptor y F-35 Lightning II norteamericanos, escribe el experto militar Ryan Henseler, de la revista 'The National Interest'.
Se trata del J-20 y el J-31, dos cazas furtivos de quinta generación, cuya puesta en servicio tendrá un "impacto sustancial en la capacidad de China, tanto para defender lo que considera su espacio aéreo soberano, como para realizar una ofensiva aérea en un escenario de guerra, posiblemente contra Taiwán", asegura el autor. El avance chino en este ámbito es un tema que preocupa a las autoridades militares estadounidenses. Las mismas hasta consideraron que el gigante asiático usó tecnología norteamericana 'hackeada' para su desarrollo aéreo.
El Chengdu J-20 realizó su primer vuelo de prueba en 2011 y se espera que para 2018 alcance la capacidad operativa inicial. Aunque ambos cazas furtivos todavía se encuentran en fase de prototipos, se especula que el J-20 tendrá tales capacidades de ataque que será capaz de alcanzar cualquier zona del Pacífico occidental. En un posible conflicto, el J-20 se emplearía para el combate aire-aire, con la misión de limitar la cobertura de radar del enemigo.
China aumenta sus capacidades tanto para defender su espacio aéreo como para realizar una ofensiva aérea
El Shenyang J-31 podría ser un complemento potente para el J-20. Mientras que el último está destinado para participar en la llamada 'pelea de perros' (combate aéreo cercano), el J-31 realizará la estrategia anti-acceso y de negación de área (A2/AD) en el Pacífico occidental. El J-31 es menos rápido que el J-20 (Mach 2.5 contra Mach 2) mientras que el radio de combate de ambos es aproximadamente de 2.000 kilómetros.
Las autoridades militares norteamericanas consideran que tras la puesta en servicio del J-31, el mismo se comparará o hasta excederá las capacidades de los cazas F-15 Eagle y el F/A-16 Hornet, y probablemente competirá con los F-22 y F-35. Sin embargo, el éxito dependerá de la calificación de los pilotos chinos y de la cantidad de aviones fabricados, destaca Henseler.