Según explica Dua, que se casó con un combatiente del Estado Islámico en Raqqa que posteriormente murió en un ataque suicida, los miembros de la Policía de la moral de esta organización yihadista recorren regularme los mercados de las zonas bajo su control en busca de mujeres que incumplan las normas de vestimenta. Una infracción puede ser, por ejemplo, llevar adornos en el burka o nicab, informa NBC News.
"En primer lugar las advertimos, pero si continúan, son azotadas. Reciben 20 o 40 latigazos y el hombre es el que tiene la responsabilidad ante ella", revela.
Dua confiesa haber propinado los castigos ella misma y cuenta el caso de una mujer castigada por las florituras que tenía el diseño de su burka, prohibidas bajo el mando del grupo terrorista. "Cuando le dijeron que viniera, trató de escapar de su castigo. Así que su condena aumentó. Se suponía que iban a ser de 20 [latigazos], pero como ella no venía la azoté 40 veces. Lloraba y gritaba, pero se supone que es una lección", relata.
Esta mujer siria afirma que fue su familia quien la obligó a casarse con su marido saudita ya que eran pobres y el Estado Islámico les ofrecía 2.500 dólares por ello. Actualmente, la mujer se encuentra refugiada clandestinamente en Turquía. "Nunca podré volver a Raqqa, ni siquiera si el Estado Islámico es expulsado, debido a que muchas personas han sufrido y no me van a aceptar de vuelta", lamenta.
En febrero de este año el 'servicio de prensa' de la brigada femenina Al Khanssaa publicó en los populares foros yihadistas un manifiesto de 10.000 palabras en el que se describe la vida de las mujeres enroladas en las filas del grupo. Una de las opciones legítimas es casarse a los nueve años de edad y se destaca el papel "sedentario" de las mujeres como amas de casa, esposas y madres.