Mientras el magnate y precandidato a la presidencia de EE.UU. Donald Trump, no deja de atacar a los inmigrantes mexicanos en su país, México ha reforzado las medidas de seguridad en su frontera con el vecino del norte. De esta manera México busca protegerse del flujo de criminales estadounidenses que buscan refugiarse de la justicia de su país, informa el portal The Christian Science Monitor.
A partir de la semana pasada, las 22.000 de personas en promedio que diariamente cruzan a pie la frontera en el punto de control fronterizo San Ysidro, en la ciudad de San Diego ya no pueden pasarla libremente sin control de pasaporte alguno como era antes.
Ahora los agentes dividen al flujo de personas en dos filas, una de las cuales consiste en los ciudadanos mexicanos, que pueden pasar libremente, y los demás, que forman la segunda fila, tienen que presentar sus pasaportes para que los agentes busquen información sobre ellos en las bases de datos de criminales internacionales.
En el transcurso de presente año, México deportó a 120 ciudadanos estadounidenses que contaban con órdenes de detención pendientes en EE.UU. Algunos de ellos eran de los criminales más buscados por la Oficina Federal de Investigación (FBI), cita el portal a la agencia AP.
No obstante, México por ahora sólo ha actualizado el puesto de control en San Ysidro, aún le falta modernizar los demás puntos de control a lo largo de la frontera. El rendimiento de la instalación es de tan solo 50 personas al día, y los agentes mexicanos ya prometieron no permitir los atascos y dejar pasar a todos sin control en caso de que se congregue demasiada gente esperando.