"Las relaciones [entre China y Estados Unidos] no se apoyan sobre una base muy sólida. Xi Jinping visitará Washington, y es poco probable que sea una visita agradable. La cumbre quedará o bien 'edulcorada' con un montón de calorías vacías, o bien será una catástrofe", cita 'Foreign Policy' a Scott Kennedy, experto en China del Centro de estudios estratégicos e internacionales (Center for Strategic and International Studies).
Otro experto, Andrew Small, cree que en torno a la cumbre no se ha creado el mejor ambiente, ya que en varios ámbitos está aumentando la tensión: Washington acusa a los 'hackers' chinos de los ataques contra páginas estadounidenses, mientras que no es posible alcanzar un entendimiento mutuo entre en lo que se refiere a la situación en el mar de la China Meridional.
La revista recuerda que Estados Unidos lleva mucho tiempo tratando de persuadir a China para que permita que las fuerzas del mercado determinen el valor del yuan. De hecho, este mes Pekín devaluó su moneda, si bien la medida no tuvo efectos positivos, perdiendo este lunes el índice Shanghai Composite un 8,9%, lo que es su mayor caída desde 2007.
Otro problema para Pekín, según la publicación, es la reunión de la junta directiva del Fondo Monetario Internacional, prevista para el 9 de octubre. Es probable que en dicho encuentro se contemple la posibilidad de incluir al yuan chino en una cesta de monedas con derechos especiales de giro.
El FMI ha afirmado que la decisión será positiva sólo si China introduce un tipo de cambio flotante. 'Foreign Policy' escribe que ahora el Gobierno chino se enfrenta a una decisión difícil: hacer lo que quiere EE.UU. y el FMI o seguir interviniendo en la economía con intención de detener la caída. "Hasta el momento, Xi Jinping ha optado por hacer esto último", concluye el artículo.