El pueblo de Bayou Lafourche en Luisiana —un brazo pantanoso del delta del Misisipi que desemboca en el golfo de México— es conocido por la cultura cajún. Se trata de descendientes de inmigrantes franceses que se trasladaron hasta el sur de Luisiana a finales del siglo XVIII.
"Bayou Lafourche es absolutamente cajún", cuenta el bibliotecario Paul Chiquet a BBC. "Aquí hay todo tipo de comida y música cajún", agrega. Según Chiquet, se trata de una cultura de la agricultura, la caza y la industria pesquera.
Muchas de las ciudades fundadas por ellos —como Missville, Orange City, Old Orange City— ya no existen o solo representan una débil sombra de lo que eran antaño: hogar de varios cientos de familias. Ahora solo cuentan con un par de residentes permanentes y en vez de campos de algodón hay agua por todas partes.
La misma gente que sobrevivió a desastres como huracanes, incluyendo el Katrina en 2005, y el derrame de petróleo de BP en el año 2010, se encuentra bajo una nueva amenaza: la erosión de los pantanos y humedales que rodean Leeville y corren a lo largo de la costa de Luisiana.
La tierra del delta del Misisipi se formó por el sedimento llevado aguas abajo por el río y depositado durante las inundaciones. Luego, en el siglo XX se construyó un sistema de diques para que el Misisipi no desbordara. Esto hizo la vida mucho más segura para los habitantes. Sin embargo, sin el sedimento fresco para formar la tierra, esta se ha ido hundiendo de manera constante.
Añadiendo el daño de los huracanes que azotan regularmente esta parte de la costa, el agua salada que se filtra en el interior y mata la vegetación, así como los canales excavados por las industrias del petróleo y el gas, todo esto en conjunto causa "un desastre ambiental en cámara lenta".
Según la BBC, más del equivalente a un campo de fútbol desaparece cada hora. Debido a la erosión, la gente en las comunidades costeras se mueve en ciudades más grandes. A medida que las comunidades costeras más pequeñas se dispersan, las formas de vida tradicionales se encuentran amenazadas. "Yo soy de la última generación de hablantes de francés fluido aquí", sostiene uno de los residentes locales. "Creo que la cultura francesa está perdida".
Reducido a sus elementos más simples —como la música o los platos típicos— la cultura cajún puede sobrevivir. Pero lo que los residentes de Bayou Lafourche están lamentando es algo más. "Todo se volvió petróleo y gas", afirma Paul Chiquet sobre la localidad.