Tras ejercitarse, el Jefe de Estado y el primer ministro disfrutaron de un asado que ellos mismos ayudaron a cocinar bajo la batuta de un chef profesional.
Antes de pasar a las máquinas, Putin y Medvédev realizaron ejercicios de calentamiento y estiramiento, tras lo cual entraron de lleno a ejercitar los músculos.
El entrenamiento sirvió de antesala para disfrutar de una buena carne a la parrilla, y, como punto final, el tradicional té, bebida que no puede faltar en la mesa rusa.