La región de Oriente Medio es uno de las más inestables del planeta en la historia reciente. Sin embargo, Siria causa un impacto sin precedentes en la política internacional y en el destino de regiones enteras como el golfo Pérsico o la Unión Europea. La revista rusa 'Slon' ha intentado analizar los 10 puntos clave que explicarían por qué precisamente ese país se ha convertido en escenario de este grave colapso político y social.
1. Cruce de civilizaciones
El Estado sirio está situado en un 'cruce de civilizaciones'. En su territorio se han enfrentado tradicionalmente los intereses de Occidente y Oriente (la confrontación de Alejandro Magno y los aqueménides, Roma y Partia, Bizancio y los sasánidas...); del Norte y del Sur (confrontación del antiguo Egipto y los hititas, Ilkanato y los mamelucos) y, desde el inicio del segundo milenio, el islam y el cristianismo (las Cruzadas). Además, Siria, igual que Ucrania, es el corredor para el trasporte de hidrocarburos extraídos en Asia más importante para el mercado europeo. Por esa razón, múltiples grupos económicos y políticos intentan controlar el territorio sirio.
2. 'Babilonia'
La ubicación geográfica de Siria en la intersección de las principales rutas comerciales llevó a la penetración de diferentes culturas y religiones, lo que, a su vez, obstaculizó la formación de una identidad nacional. En otras palabras, Siria es demasiado diversa para estar unida. Durante el Mandato francés creado tras la Primera Guerra Mundial a través de la partición del Imperio turco, Siria fue dividida en cuatro partes: Alepo, Damasco, Jabal al Druze y el Estado alauita. A pesar de que el islam es la religión dominante en el país, la numerosa comunidad cristiana y representantes de otras confesiones convivían pacíficamente antes de que se iniciara la caída brusca del PIB nacional en los 2000. La igualdad de derechos entre las confesiones sirias era motivo de indignación para la mayoría suní, una circunstancia de la que se aprovechó el Estado Islámico, que ha logrado instaurar su 'cuasi-país' en el territorio sirio.
3. La sequía y el destino del Imperio acadio
Siria experimentó una grave sequía entre 2006 y 2010. La temperatura media anual en el país aumentó en 1,2 grados centígrados desde el 1990 y la temporada d lluvias disminuyó en un 10%. Todo esto obligó a 1,5 millones de personas de las zonas rurales a abandonar sus hogares y trasladarse a las ciudades superpobladas. Más de 800.000 granjas fueron abandonadas y los precios de los cereales aumentaron en un 27%. La caída de la calidad de vida dio lugar a disturbios sociales que, a su vez, se convirtieron en una de las causas de la guerra civil. Los historiadores incluso comparan la situación actual en el país con la situación en el antiguo Imperio acadio, situado en el territorio de Siria y Mesopotamia. La sequía y los combates también fueron los factores que causaron la caída del gobierno central de ese aniguo imperio, que alcanzó su máximo esplendor entre los siglos XXIV y XXII a. C.
4. Auge demográfico
Siria ha experimentado varias olas de aumento demográfico durante las últimas décadas. La población del país, 4 millones de personas en el año 1950, creció en 18 millones hasta 2010. El país tenía alrededor de 2,5 millones de habitantes de entre 15 y 24 años. En 2000 Damasco ya contaba con 3,8 millones jóvenes de esta edad y en 2010 las cifras señalaban un índice de 4,6 millones. Esto llevó a la necesidad de crear 400.000 puestos de trabajo anualmente, pero la economía siria no cumplió con esta tarea. Como resultado, cientos de miles de jóvenes, muchos de los cuales posteriormente se unieron a los diversos grupos armados, se quedaron sin trabajo.
5. Bashar al Assad: un presidente alauita entre suníes
Bashar al Assad se convirtió en presidente de Siria en el año 2000 y continuó el cometido de su padre, Hafez al Assad, quien dirigió el país desde 1970. Por lo tanto, durante los últimos 45 años, el país, con la mayoría de la población representada por musulmanes suníes, es controlada por una familia de alauitas, seguidores de unas enseñanzas derivadas del chiismo en el siglo IX, aunque desde entonces evolucionó en una religión casi autónoma que incorpora características del cristianismo y de algunos cultos preislámicos.
6. El factor ruso
Moscú tradicionalmente ha mantenido relaciones bilaterales con Damasco. En 2005 Rusia 'perdonó' a Siria unos 15.000 millones de dólares que debía a la Unión Soviética. Rusia mantiene el comercio de armas con Siria. Todo esto esforzó la posición negativa de Occidente ante el régimen de Al Assad. Al mismo tiempo, el apoyo de Rusia no ha permitido a los enemigos del líder sirio apoyar abiertamente a los rebeldes que luchan contra Damasco.
"Rusia no da ningún paso sin el consentimiento de las autoridades de Damasco, a diferencia de los países que están bombardeando a Siria", subrayó esta semana la representante oficial del Ministerio ruso de Relaciones Exteriores, María Zajárova en referencia a la coalición internacional liderada por EE.UU. y Arabia Saudita.
7. Un vecino inestable
La guerra en Irak, iniciada por la intervención de la coalición internacional encabezada por EE.UU., sigue cobrándose la vida de cientos miles de personas. Desde entonces, solo ha habido un periodo de algo parecido a la paz entre 2008 y 2011. Sin embargo, los enfrentamientos entre Occidente y partidarios de Saddam Hussein se convirtió en una guerra entre suníes y chiíes. En la vanguardia de las fuerzas suníes había combatientes del Estado Islámico, mientras que los chiíes fueron respaldados por las unidades militares compuestas de rebeldes kurdos. La invasión estadounidense de Irak dio lugar a un flujo de chiíes a Siria, lo que causó en el país un desequilibrio confesional del que también se aprovechan los yihadistas.
8. La inquietud de los kurdos
Los kurdos son la mayor minoría étnica de Siria. Cuando empezó la guerra civil en Siria vivían cerca de 2,5 millones de kurdos. La comunidad kurda, que sigue estando mucho más consolidada que otros participantes de la guerra, tomó una posición aislada desde el primer día del conflicto. Por el momento, los kurdos controlan varias ciudades importantes en el noreste de Siria fronterizas con los territorios iraquíes, también ocupados por representantes de su etnia. Al ser una parte absolutamente independiente en el conflicto, los kurdos se oponen tanto al presidente Al Assad como al Estado Islámico, y se acercan gradualmente a la creación de su propio Estado en la frontera entre Siria e Irak.
9. Turquía y sus ambiciones otomanas
A pesar de que la guerra en Siria provocó un flujo de refugiados a Turquía y aumentó el peligro del separatismo kurdo, Ankara está ciertamente interesada en derrocar a Bashar al Assad. El presidente sirio ha seguido una política independiente sin tener en cuenta a su vecino del norte. A su vez Turquía, un país donde muchos siguen considerando Siria como una antigua provincia del Imperio otomano, quisiera extender su influencia en Oriente Medio. Antes de la desestabilización de la situación en Siria los dos países mantenían relaciones bastante amistosas, pero el inicio de la Primavera Árabe y la guerra civil dio a Turquía la esperanza de hacer disminuir la influencia de Damasco en la región. Ankara aspira a hacerse con el liderazgo regional sin participar en conflictos militares a gran escala en Siria.
10. Un aliado fiel
Damasco es el aliado más fiable de los ayatolás en Oriente Medio. El Gobierno de Al Assad permite a Irán diluir la hegemonía sunita establecida de Estambul a Yemen y del Norte de África hasta el golfo Pérsico. Por esa razón la República Islámica de Irán no dejará de apoyar al presidente sirio en un futuro a la vista pese a la carga que esta amistad supone para sus arcas.
Vea la entrevista de RT a Bashar Al Assad aquí