Las imágenes de miles de refugiados que huyen de sus hogares en busca de una vida mejor se han convertido en una realidad en Europa. Sin embargo, pocos saben que, en algunas ciudades sirias en donde la violencia no se ha apoderado de todo, también hay familias que intentan encontrar la paz. "Esto es muy triste. Mucha gente que conozco, entre ellos miembros de mi familia, han sido obligados a huir y dejar sus casas. Es horrible", confiesa un habitante de la localidad de Rastán, muy cercana a la ciudad de Homs.
Un gran número de ciudadanos sirios se ha marchado de distintas regiones del país por diferentes razones, pero el objetivo es el mismo: sobrevivir. "Mi familia y yo huimos al principio de la guerra debido a los takfiristas [una rama del islam sunita]. En la mezquita, su imán llamaba a los jóvenes a bloquear carreteras, quemar neumáticos y provocar disturbios para que el Estado legitimo dejara de existir porque opina que es necesario reemplazarlo", confiesa otro desplazado, Abu Ibrahim.
De acuerdo con esta persona, los grupos takfiristas han destruido las infraestructuras de la ciudad de Talbisa —también próxima a Homs— y hoy en día es imposible tener una vida normal en la zona. Los que se han quedado están obligados a seguir y respetar las leyes que se les imponen de manera violenta.
"Unos se llaman Frente Al Nusra, otros Estado Islámico. Cada uno de sus miembros se creía ministro o jefe, pero en realidad no eran nadie. Realizaron juicios basados en la ley islámica (sharía), firmaron órdenes de linchamiento y destruyeron pasaportes de muchas personas para que no pudieran volver a sus trabajos".
La historia de la familia de Abu Ibrahim no es única, ya que los terroristas han vaciado pueblos enteros. Siria cada vez tiene menos zonas tranquilas en donde sus ciudadanos pueden buscar refugio.