En un artículo para el periódico mexicano 'La Jornada', el analista mantiene que uno de los indicadores de la reconfiguración de la cartografía del nuevo gran Oriente Medio es esa unión del C4+1 y que la consolidación de esta coalición no se puede entender sin el corredor que que conecta los mares Mediterráneo y Negro, desde el mar Caspio hasta los puertos sirios de Latakia —centro del operativo aéreo de Rusia— y Tartús, en donde se encuentra la antigua base naval rusa.
Para justificar su tesis, el académico cita un reciente artículo del presidente del Centro de Análisis y Pronósticos Sistemáticos de Rusia, Rostislav Ischenko, quien asegura que el ataque que la flota rusa realizó contra el Estado Islámico en Siria el pasado 7 de octubre sorprendió a Estados Unidos y acabó con el liderazgo de su Armada como fuerza todopoderosa.
Esta reflexión parecería desmesurada de no ser por las reacciones que generó en el país norteamericano, "en especial la retirada de su último portaviones USS Theodore Roosevelt del superestratégico golfo Pérsico dos días después", apunta Alfredo Jalife-Rahme.
"¿Deja EE.UU. la ingrata tarea de limpieza del terrorismo yihadista a Rusia o facilitará que se empantane en la zona, como sucedió con la URSS en Afganistán?", se pregunta el autor del artículo. Sea como fuere, concluye que EE.UU. "no ha hecho caso y ha subestimado demasiado a Vladímir Putin quien, durante el histórico discurso que pronunció en Múnich (Alemania) hace cinco años, trazó sus nítidas líneas rojas".
¿El lanzamiento de 26 misiles de cruceroKalibr fue una advertencia a EE.UU.?
La reacción de EE.UU. ante el ataque de Rusia fue "burlarse de su supuesta falta de pericia" y anunciar que cuatro de sus 26 misiles cayeron en Irán, "algo desmentido de forma vehemente por Moscú y Teherán".
Por su parte, los expertos chinos "interpretan que los misiles rusos, que poseen gran precisión a larga distancia, son un mensaje para que EE.UU. se siente a negociar y, tras los 10 primeros "intensos y dramáticos" días de la operación rusa en Siria, la capacidad de presión del C4+1 "ha mejorado en forma notable", señala Jalife-Rahme.
Para finalizar, el autor estima que "la solución óptima" es que EE.UU. y Rusia se pongan de acuerdo y hace hincapié en que, en las circunstancias actuales, "el precio geopolítico del petróleo rebota y reanuda su ascenso".