El eficaz operativo antiterrorista de Rusia que se lleva a cabo en Siria en coordinación con el Ejército de Irak e Irán, así como la situación alrededor de las islas en disputa en el mar de China Meridional, plantean dudas sobre la hegemonía mundial de Washington, según un artículo recién publicado en 'The Economist'.
Un continente entero separa las posiciones de los terroristas en Siria de los territorios marítimos en el mar de China Meridional, sin embargo, estos dos puntos representan la escena única en la que se destroza a pedazos el viejo orden mundial y nacen relaciones nuevas entre los Estados más influyentes del planeta. Según 'The Economist', el presidente ruso Vladímir Putin quiere demostrar al mundo que, a diferencia de EE.UU., Rusia es un país digno de confianza y que Moscú está dispuesto a establecer relaciones fuertes a largo plazo con todos los Estados de la región de Oriente Medio. Además, el Kremlin comprueba que puede actuar de manera eficaz y decisiva en el ámbito militar.
"No debe sorprender que la supremacía norteamericana hoy se ponga en duda", afirma el diario. Después del colapso de la Unión Soviética, el dominio global absoluto de EE.UU. se consideraba como algo normal. Sin embargo, este poderío geopolítico fue alcanzando niveles enormes sólo porque Rusia no pudo recuperarse después del derribo del Estado soviético y China, a su vez, recién estaba empezando a salir del caos y la miseria que la debilitó tanto en el siglo XX. Actualmente, asevera el rotativo, Washington se ha enfrentado con retos considerables frente a Moscú y Pekín.