Sistemas rusos semejantes al Solntsepiok son muy populares en Oriente Medio desde que el Ejército de Irak los emplea contra los terroristas del Estado Islámico en su territorio.
Al margen de la imposibilidad de salvarse de los ataques con el sistema Solntsepiok, estos misiles se caracterizan por el fuerte impacto pisicológico que causan entre los enemigos. Quedan incapaces de responder.
El sistema Solntsepiok hecho en Rusia y comprado por diferentes países del mundo ha sido desarrollado a partir del lanzallamas autopropulsado pesado TOS-1 Buratino.
El estreno mundial del Buratino, 'padre' del Solntsepiok, tuvo lugar en 2000, durante el asalto a la localidad de Komsomolskaya, uno de los baluartes de los islamistas radicales del Cáucaso del Norte. Las imágenes de su actuación fueron publicadas en todo el mundo y los terroristas hablaron entonces de "fuego infernal". En aquel momento el TOS-1 Buratino ya llevaba 15 años siendo utilizado en los ejércitos soviéticos y rusos, concretamente desde la guerra en Afganistán.
Los misiles termobáricos con líquido inflamable de Buratino no vuelan lejos y su alcance no supera los 6 kilómetros porque la mayor parte de los tres metros que miden estos misiles no la ocupa el motor, como es el caso de lanzamisiles múltiple Smerch o Tornado, sino la carga explosiva.
El misil explota sobre su objetivo formando una nube de aerosol incendiario que se activa de inmediato, anulando cualquier opción de salvación para quienes se encuentran en esta zona.
Las fortificaciones, trincheras y altibajos del terreno no suponen obstáculo alguno para que la niebla explosiva penetre en todas partes. La temperatura en la zona de la explosión alcanza los 2.000 grados: toda forma de vida se reduce a cenizas, mientras que los equipos y edificaciones afectados ya nunca podrán ser restaurados.