"Su rival más cercano, el alemán Barracuda, se encuentra una década y 100 kilómetros por hora detrás. Ni hablar de los análogos estadounidenses o británicos", según informa el medio Zvezda.
El Shkval tarda un segundo en recorrer 100 metros sin dejar ninguna opción de maniobra a cualquier buque moderno, sea de superficie o sumergible.
El misil emplea un efecto de supercavitación, creando una 'bolsa de aire' que reduce la fricción y le permite literalmente "volar bajo el agua" a más de 380 km/h.
La ojiva de 210 kilogramos, que detona a la hora establecida, puede destruir submarinos enemigos cercanos y los torpedos que se aproximen.
Además, al igual que el misil Granit, el Shkval ha sido descrito como un 'asesino de portaviones' por expertos militares estadounidenses.
El Shkval se lanza desde un lanzatorpedos estándar de 533 milímetros a una profundidad de 100 metros. Es capaz de desarrollar una velocidad entre 4 y 5 veces mayor que los misiles-torpedos convencionales, y de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 7.000 metros.
Incorporado ya a finales de los 70, el Shkval continúa sin tener par a nivel mundial, manteniéndose muchas de sus unidades en secreto hasta el día de hoy.