En 2000, Gamid Halídov inventó y patentó un sistema de rescate de pasajeros de un avión en caso de accidente. Se trata de unos módulos para cada persona, que se integran en el fuselaje y se desprenden en caso de necesidad. Si sucede un accidente, esas capsulas se hermetizan y catapultan a los viajeros fuera del aparato, para después ayudarles a descender lentamente mediante el uso de un paracaídas especial.
Halídov aseguró en una entrevista a RusNovosti que las capsulas se fabricarían a partir de materiales polímeros, que son "modernos y resistentes, no combustibles y no se hunden". Asimismo, este científico asegura que el peso adicional del avión rondaría entre una y dos toneladas, con lo cual no aumentarían en exceso el consumo de combustible de la aeronave.
Sin embargo, la idea de Halídov —que es conocido por algunas afirmaciones controvertidas en el campo de la Física— ha sido seriamente criticada por sus colegas, por lo que ninguna aerolínea aún la ha puesto en práctica. Así, el constructor y doctor en Ciencias Militares, Ígor Tabachuk, indicó a LifeNews que añadir dos toneladas a cada avión es demasiada carga adicional y que cuantos más sistemas incorpore una aeronave, mayor es la probabilidad de que se produzca un fallo. "Muchos especialistas están trabajando en mejorar los sistemas de rescate y creo que, de momento, hemos llegado hasta el límite de lo posible", concluyó Tabachuk.