El Pentágono había destinado 500 millones de dólares para dicho programa en 2015, con la promesa de graduar este año a 3.000 soldados, y a 5.000 anuales en los años venideros, con el objetivo de que lucharan contra el Estado islámico.
El plan fracasó después de haber invertido en él 384 millones de dólares. De los 180 sirios que empezaron, 145 combatientes permanecen en el programa. De ellos, 95 se encuentran hoy en Siria, según datos de 'USA Today'. Dos de los cuatro campos de entrenamiento del Pentágono designados para el programa en Oriente Medio nunca recibieron un solo combatiente.
Tras anunciar su cancelación, el portavoz de la Casa Blanca Josh Earnest reconoció que "el programa no funcionó con la eficacia esperada". "Muchos, incluidos aquellos que nos criticaban, creyeron que estos programas de preparación y armamento podían ser clave para conseguir éxitos en Siria, pero también ellos se equivocaron", dijo.