Turquía "se ha ofendido por los ataques a los camiones de combustible", cita la agencia Tass al director adjunto del Instituto de Análisis Político y Militar, Alexánder Jramchijin, quien se refiere a los golpes contundentes de la Fuerza Aérea rusa a los canales ilegales de suministro de petróleo de los yihadistas.
Jramchijin señala que los sistemas de radar de Turquía supervisan constantemente la situación en el espacio aéreo sirio, vigilando los vuelos de los aviones rusos, pero Ankara tomó la decisión de derribar a uno de ellos solo ahora, después de que el Ministerio de Defensa de Rusia había informado de la destrucción de 15 instalaciones de almacenamiento y refinación de petróleo, así como de 525 camiones cisterna. Cabe señalar, que muchos analistas también discuten en sus blogs el tema del papel que supuestamente juega uno de los hijos del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Bilal Erdogan, en el negocio del petróleo del Estado Islámico.
De acuerdo con los datos de vuelo registrados y difundidos por el Ministerio de Defensa de Rusia, el Su-24 no violó el espacio aéreo turco, sino llevó a cabo una misión de combate en Siria y cayó en territorio sirio. Los analistas señalan que en la historia existen muchos casos cuando aviones militares de un país entraron en el espacio aéreo de otro, pero el derribo de uno de ellos es una excepción. Normalmente las autoridades de la nación afectada se limitan a furiosos reproches y convocar al embajador para que dé las explicaciones pertinentes. Así lo hicieron los propios turcos a principios de octubre, cuando un avión de combate ruso en realidad violó su espacio aéreo debido a "condiciones meteorológicos adversas". Por lo que surge una pregunta ¿Qué necesidad urgente tuvo el presidente Erdogan esta vez para tomar medidas tan radicales?
"Vamos a excluir desde ya la idea de que fue algún tipo de coincidencia o una decisión espontánea. No fue algo espontáneo. Fue una decisión no solamente militar-operativa tomada a nivel táctico, sino también a nivel político, ya que este tipo de situaciones no pueden ocurrir sin contar con la dirección del país", cita el Canal Uno de Rusia al analista político experto en Oriente Medio, Karine Gevorgyan.
Los turcos esperan recoger sus frutos en Siria
La televisión rusa señala que solo hace una semana el presidente Erdogan sonreía a Vladímir Putin, como a otros líderes mundiales, en la cumbre G20 celebrada en Antalya. ¿Pero qué ha cambiado desde entonces? La respuesta, por su parte, se esconde en el calendario de visitas internacionales del mandatario francés, François Hollande. Ayer se reunió con el primer ministro británico David Cameron, este martes ha llegado a EE.UU. para dialogar con Barack Obama, después hablará con la canciller alemana Angela Merkel y solo un día después, con los resultados de estas discusiones viajará a Moscú. La agenda principal de todos los encuentros será la creación de una coalición unificada en Siria para luchar contra el Estado Islámico, objetivo común de todos estos Estados, pero no el de Turquía.
"Turquía rescata al Estado Islámico. Creo que este es el único diagnóstico de la situación. Por desgracia, los turcos en su momento se esforzaron mucho para desestabilizar a Siria. De hecho, el complejo del Imperio otomano se ha intensificado mucho en Turquía, después de la llegada al poder de la dirección actual. Los turcos esperan recoger sus frutos en Siria y no descartan imponer un régimen títere. Es decir, Turquía estaba interesada en el Estado Islámico como una herramienta para resolver sus propios problemas", dijo al Canal Uno el analista político Serguéi Mijeev.
De acuerdo con los expertos, el objetivo actual de Erdogan, quien siempre trata de demostrar que Ankara no escucha a nadie y que hará lo que más le convenga, es romper la coalición y la manera más sencilla de hacerlo es crear una división entre Rusia y Occidente.
"En realidad, Turquía no se habría atrevido a este paso, si no hubiera sentido que detrás de ella está la OTAN y Turquía, como uno de sus miembros, comprende que está bajo protección", explicó al Canal Uno la asesora del director del Instituto Ruso de Estudios Estratégicos, Elena Suponina. Así, ahora la OTAN está planeando una reunión extraordinaria de la Alianza, donde sus miembros decidirán cómo actuar a continuación. Por supuesto, los acontecimientos recientes también han afectado el curso de las conversaciones de Hollande con sus homólogos extranjeros, cuyo cambio solo está por manifestarse.