¿Podrá Tor devolver la privacidad a sus usuarios? Cómo se prepara la red para recuperar al anonimato
Ante la imposibilidad de perseguir a delincuentes que operan en Internet, el FBI desarrolló una investigación que le permitió llegar hasta redes de narcotráfico y de pornografía infantil, gracias a que lograron arrojar luz sobre las denominadas redes oscuras. Uno de sus principales objetivos fue la red Tor, que no pudo detener el ataque, por lo que dos millones de personas que la usan a diario se vieron afectadas.
El primer indicio del ataque que habría de sufrir Tor se registró en febrero de 2014, pero la red que garantiza el anonimato la desestimó por considerar que no representaba ningún riesgo, según publicó el portal Fusion. "No creo que haya sido la mejor respuesta que hayamos dado ante una situación de ataque", afirmó Nick Mathewson, líder del Tor.
Cinco meses después, los investigadores de Carnegie Mellon anunciaron que habían logrado "quebrar" a Tor y que habían descubierto una forma de identificar a cientos de miles de usuarios, así como de hallar la ubicación de centenares de sitios de Internet ocultos. A partir de entonces, el FBI lanzó primero la Operación Onymous, a través de la que quebró a la denominada red oscura y logró detener a docenas de usuarios de Tor involucrados en el mercado de drogas. Este año una nueva embestida permitió apresar a centenares de personas en todo el mundo.
¿Qué información obtuvo el FBI?
No sólo datos sobre traficantes y promotores de pornografía infantil, sino también de todo aquel que usó la red Tor entre enero y julio de 2014. Entre ellos había activistas y defensores de los derechos humanos, comunicadores en países represivos, informantes y muchas personas que no eran criminales y solo buscaban navegar en Internet en forma privada.
Cuando el entramado de su 'cebolla' ya estaba deshecho, Tor se vio obligado a reorganizarse para tratar de recuperar la credibilidad y, sobre todo, el anonimato. Además, a medida que desarrollaba una nueva versión de su software, también crecía su enojo con el FBI, al que acusa de pagar un millón de dólares a Carnegie Mellon para que lo hackeara. "La acusación es inexacta", respondieron desde la agencia de investigaciones.
Tras este "ataque a las libertades civiles" realizado sin "ninguna consideración por la privacidad del usuario" y que cruza la línea que separa "una investigación de seguridad de un comportamiento malicioso", los desarrolladores se preguntan si alguien podría volver a confiar en Tor.
Los cambios en el sistema de encriptados ya se han realizados. Sin embargo, Mathewson no pudo ser terminante: "No hay programa que garantice en un cien por cien que lo que se haga sea seguro. Podemos mejorar todo el tiempo, pero ningún programa puede proporcionar una certeza absoluta".