"Hay que destacar que anteriormente las naves tenían un propósito táctico, pero ahora pueden realizar tareas de operativas. Ya han mostrado su capacidad de combate en el mar Caspio", dijo el comandante de la Flota rusa del Mar Negro, el almirante Alexánder Vitkó, citado por el portal Vestifinance. Aunque de muy poco desplazamiento, cerca de 1.000 toneladas, ambos buques pertenecen a la clase Buyán-M, proyecto 2163.1, que en octubre asombró a los analistas militares internacionales por su potencial de ataque.
El 7 de octubre pasado el barco lanzamisiles Daguestán y los buques clase Buyán-M (Grad Sviazhsk, Úglich y Veliki Ústiug) lanzaron misiles de crucero desde las aguas del mar Caspio contra elementos de infraestructura del Estado Islámico en territorio sirio. El 20 de noviembre de este año, la flotilla rusa del mar Caspio lanzó otro impresionante ataque con 18 misiles de crucero contra posiciones del Estado Islámico y destruyó siete objetivos en las provincias sirias de Raqa, Alepo e Idlib, causando la muerte a más de 600 terroristas.
La potencia de los misiles de crucero de gran alcance rusos, lanzados por los sistemas Kalibr-N contra los terroristas del Estado Islámico a más de 1.500 kilómetros de distancia, desde el mar Caspio, coloca a estas naves al mismo nivel que las grandes fragatas en cuanto a potencial de ataque gracias un arsenal de misiles de crucero de gran alcance 3M-14T a bordo.
"Los ocho misiles Kalibr del Buyán-M ofrecen un golpe de largo alcance más potente que las fragatas de clase Oliver Hazard Perry, ahora retiradas del servicio de la Armada de EE.UU. y, desde luego disponen de mucho más potencia de disparo que cualquiera de las versiones de los buques de combate litoral (LCS), actualmente en servicio", afirmó en octubre Dave Mujamdar, analista militar de la revista estadounidense 'The National Interest', tras el sensacional ataque ruso a objetivos del Estado Islámico en Siria.