Un asesino mexicano al servicio de los narcos revela qué le mueve a secuestrar

Un asesino a sueldo de los carteles explica por qué secuestra y evidencia la complicidad de las autoridades mexicanas con los crímenes y la impotencia de estas a la hora de poner frento al fenómeno.

El estado de Guerrero, en el sudoeste de México, es famoso no solo por las playas de Acapulco sino también por las plantaciones de marihuana, amapolas y otras plantas para la producción de drogas. Diferentes carteles de narcotraficantes compiten por vastos territorios del Estado y el control sobre las rutas que llevan al mercado estadounidense.

Solo según los datos oficiales 26.000 mexicanos desaparecieron sin dejar huella a partir del año 2007, informa AP. Un millar de ellos proceden de Guerrero. No obstante, los activistas de los derechos humanos aseguran que la mayoría no se atreve a denunciar la desaparición de sus familiares, lo que demostró la tragedia de 43 normalistas de Ayotzinapa. La gente tiene miedo de la policía y oficiales por su posible vinculación con los carteles. La palabra 'desaparecido', de uso muy común en México, quiere decir que la víctima fue secuestrada, torturada, muerta y que su cuerpo ya no aparecerá.

Durante varios meses el periodista de Associated Press E. Eduardo Castillo trató de ver la situación desde otra perspectiva al intentar entrevistar a uno de los asesinos encargados de estas 'desapariciones' cumpliendo las órdenes de los carteles. Y, finalmente, lo logra con un joven de 29 años: su rostro está cubierto por una máscara y la voz ha de ser modificada.  

Después de hacer 'desaparecer' a unas 30 personas afirma que de vez en cuando siente pena, pero nunca se arrepiente. Explica que lleva a cabo un tipo de servicio público al proteger su comunidad de foráneos: "En muchas ocasiones las personas que puedan amenazarte a ti y a tu familia llenan tu distrito o cuidad. Lo único que te queda es actuar, como el gobierno se mantiene de brazos cruzados y no va a protegerte".

Cree que "no es tan malo", ya que tiene su propio código ético: por ejemplo, no mata a mujeres y niños. Ahogamiento, la tortura del 'submarino' o electrochoques son algunos de sus métodos horribles. Confiesa que en tres ocasiones mató a personas inocentes que para evitar ser torturados le dieron información falsa.  

Este fenómeno repugnante de 'autodefensa' por parte de los carteles –Guerreros Unidos, Los Rojos, Los Granados o La Familia, por solo mencionar algunos– tiene que ver con sus conflictos y lucha por mantener su influencia. Muy a menudo las autoridades locales se ven involucradas en esas batallas en vez de administrar la justicia y garantizar la seguridad. Sin embargo, el Gobierno mexicano sigue combatiendo a los narcotraficantes tomando varias medidas destinadas a resolver la tensa situación en las regiones.