La guerra moderna requiere más que simple fuerza bruta. La era de la información ha puesto de manifiesto nuevas formas de comunicación y acceso a la información, y estas nuevas normas también han afectado a la manera cómo se libran las guerras. Los expertos señalan que hoy en día un avión no tripulado capaz de tomar fotos no es suficiente para reflejar la situación en la zona de batalla, lo que hace imprescindible un cerebro humano para detectar un reducto terrorista.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU., más conocida por su acrónimo DARPA, espera utilizar todo 'know-how' humano y reducirlo a una unidad de procesamiento no más grande que un teléfono móvil, utilizando un microchip conocido como Eyeriss. El concepto se basa en "redes neuronales", redes de memoria computarizadas que imitan en el funcionamiento del cerebro humano, informa el portal Defense One.
De acuerdo con los desarrolladores del proyecto, un chip de red neuronal del tamaño de la palma de la mano podría ser instalado en aviones o satélites, permitiendo a estas unidades llevar a cabo su propio aprendizaje en tiempo real, sin necesidad de análisis humanos. De esta manera el dron equipado con el chip podría alertar a los soldados de cualquier amenaza sobre el terreno. La tecnología también podría emplearse en zonas de desastre detectando e identificando a las personas en peligro y luego pasar información sobre su ubicación y otros datos a los cooperadores.
No obstante, los ingenieros señalan que Eyeriss podría cambiar la forma en que se juega al juego de la guerra. Confiriendo más potencia de procesamiento en un espacio mucho más pequeño, el microchip podría reducir aún más el tamaño de nuestros dispositivos de mano y permitir que aviones no tripulados y satélites operaran sin necesidad de almacenes de servidores masivos o cientos de analistas humanos.