"Para el Gobierno de Obama, llega el momento de la verdad. Durante dos años, la Casa Blanca no ha podido indicar claramente sus intenciones [en Siria]. Ha sido una campaña contra el Estado islámico, o la lucha contra el régimen de Al Assad, y estas maniobras se convierten en un problema, no en la solución", escribe el columnista Patrick Smith para el portal The Fiscal Times.
Es poco probable que Washington encuentre una salida a esta situación, según el columnista. La necesidad de una lucha conjunta contra el objetivo común es evidente, y la única opción efectiva es "el frente unido con Rusia", que EE.UU. trataba de evitar en el proceso diplomático, indica Smith. Según el columnista, los ministros de Exteriores de los dos países, Serguéi Lavrov y John Kerry, entienden que el principal enemigo es el movimiento yihadista del Estado Islámico y que el derrocamiento del presidente sirio, Bashar al Assad, dará lugar a la aparición de "otra Libia".
Brecha en el Gobierno
Sin embargo, la Casa Blanca no tiene una postura común sobre el conflicto sirio. "Llega el momento de poner orden (...). Usted se dedica a luchar contra el Estado Islámico, lo que sin duda requiere cambiar la coalición o los verdaderos actores del proceso les indican la puerta", señala el analista.
El fracaso de las negociaciones en Ginebra el pasado miércoles "dará muchos más frutos", ya que "la guerra de cuatro años en Siria toma un nuevo giro", reza el artículo.
Durante las conversaciones, los participantes del proceso de paz no lograron determinar qué es 'la oposición siria moderada' con la que cuenta Washington en la lucha contra el Estado Islámico o quizá contra las tropas del presidente sirio, o tal vez contra ambos, según el columnista.
El analista también subraya dos acontecimientos que cambiaron la posición de los participantes en las negociaciones: el avance del Ejército sirio hacia la ciudad siria de Alepo y los planes de Arabia Saudita de enviar tropas al terreno. Además, aumenta la actividad de otro aliado de Estados Unidos en la coalición, Turquía.
Los objetivos de Ankara y Riad son claros: en el primer caso es que se produzca un golpe de Estado en Damasco y la destrucción de los kurdos mientras que en el segundo se trata de una "guerra sectaria", añade el columnista.