¿Hay algo que no nos cuentan? Para qué la NASA necesita su 'Oficina del Juicio Final'
Mientras que la prensa especula con los posibles escenarios de próximas guerras que podrían causar la muerte de la civilización moderna, la comunidad científica opina que la misma naturaleza puede decidir por nosotros quién "está destinado a abandonar el escenario", escribe el geólogo y periodista Konstantín Ranks para el portal Slon. La fuerza capaz de cambiar la faz de nuestro planeta probablemente sean inundaciones de distinta naturaleza, agrega.
Los expertos de la NASA cada vez contemplan la posibilidad de inundaciones con más seriedad ya que se dan cuenta de que la civilización moderna es vulnerable ante estas amenazas. Además, las oficinas de organización están en zonas propensas a sufrir inundaciones.
"Esto es solo una de las posibles desgracias que podrían caer sobre nuestras cabezas en un futuro previsible", indica el columnista. Obviamente, por eso los expertos de la NASA crearon la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria, que se conoce como 'la oficina del día del Juicio'. Aunque el objetivo principal de la oficina es vigilar objetos cercanos a la Tierra, el columnista indica que "es muy probable que no solo se dedique a la amenaza de los meteoritos".
"La experiencia demuestra que al menos alguien tiene que estar de guardia, sobre todo porque el número de precursores de muchos problemas se multiplican", subraya Konstantín Ranks.
Golpe a las riquezas mundiales
Los expertos estadounidenses señalan que el aumento del nivel del mar es, ante todo, un peligro para los países más desarrollados y prósperos, donde la gente prefiere vivir en la costa sin darse cuenta del peligro existente. Entre los primeros países afectados por las inundaciones se encontrarían los Países Bajos, Dinamarca, Italia, los países Bálticos, Rusia, China y EE.UU., reza el artículo.
Según una investigación estadounidense publicada en la segunda mitad de 2014, si el aumento del nivel del mar no se detiene, el agua destruirá propiedades valoradas en entre 66.000 millones y 106.000 millones de dólares solo en EE.UU. para el año 2050.
La repetición de catástrofes como el huracán Katrina, que dejó a más de 1.800 personas muertas, o el huracán de Texas que acabó con la vida de más de 8.000 personas en 1900 es más real de lo que parece y se producirá no solo en el golfo de México, advierte el columnista.
Conexión invisible
Debido a que las zonas costeras tienen a menudo una inclinación extremadamente baja, de solo un pequeño porcentaje, el aumento del nivel del mar, incluso en unas decenas de centímetros, cambiará radicalmente la situación hidrológica en estas áreas y pondrá en marcha un complejo mecanismo de interacción entre aguas de mar, fluviales y subterráneas, explica el periodista.
Los desbordamientos de ríos e incluso el aumento de los niveles de agua en lagos y pantanos causan un aumento de la erosión y la extensión de las aguas subterráneas que reducen la resistencia del suelo. Como resultado, muchas construcciones se desmoronarán, explica el columnista mostrando cómo se desencadena una cadena de problemas.
Cuestión de tiempo
A primera vista, parece que estos desastres naturales están lejos y habrá tiempo para pensar en cómo tratar el problema. Sin embargo, la historia humana está llena de ejemplos de rápidos cambios atmosféricos que causaron grandes inundaciones, continúa Ranks.
El autor del artículo pone como ejemplo la teoría de la inundación del mar Negro presentada por los expertos de la Universidad de Colombia en 1996. Esta teoría plantea que hace unos 7.500-8.000 años hubo un trasvase de agua salada del mar Mediterráneo al mar Negro, cuyo nivel era significativamente menor. Esto causó la inundación de alrededor de 150.000 kilómetros cuadrados y la formación del mar de Azov, que antes era un pantano.
Es importante destacar que los geólogos señalan la posibilidad de oscilaciones rápidas del clima (es decir, dentro de una sola vida humana), desde enfriamiento hasta el calentamiento, relacionadas con el deshielo, según el columnista. Además, los desastres podrían acelerarse en el caso de eventos extraordinarios, como la caída de un asteroide o un cometa en los hielos de la Antártida, o, aún peor para los europeos, en Groenlandia, agrega el periodista.