Turquía, arrinconada por Rusia y EE.UU. por los kurdos sirios
Las tensas relaciones entre Rusia y Turquía se agravarán aún más con la apertura de la representación en Moscú este miércoles del Partido de la Unión Democrática (PYD), una organización política de kurdos sirios.
Al mismo tiempo, las relaciones entre Turquía y su aliado Estados Unidos, que respalda a los kurdos sirios en la guerra contra el Estado Islámico, tampoco pasan por su mejor momento.
Ankara teme la escisión del territorio que ocupan los kurdos en Turquía y considera al PYD una organización terrorista.
Según el diario 'The Guardian', el arrinconado presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, podría desafiar tanto a Rusia como a EE.UU. y lanzar su propia ofensiva militar contra los kurdos de Siria, dando una nueva vuelta de tuerca al conflicto.
La decisión de Moscú de aceptar la sede del PYD es visto por políticos y analistas turcos como una provocación deliberada y una respuesta del presidente ruso por el derribo del avión ruso en noviembre pasado y la negativa de Ankara de reconocer su culpa, pedir disculpas y pagar una compensación.
Además, los avances de las fuerzas gubernamentales sirias hacia Alepo ha dado pie a un flujo de refugiados a la frontera turca, aumentando la presión sobre Ankara por parte de los países europeos y organizaciones humanitarias.
Además Rusia ha intensificado los ataques contra los grupos extremistas de turcomanos sirios, apoyados por Turquía y responsables del derribo del Su-24 y del tiroteo de uno de sus pilotos en el aire.
Se están acumulando las diferencias entre Ankara y Washington
Durante la visita del vicepresidente estadounidense, Joe Biden, a Turquía el mes pasado, Ankara aseguró que el país estaba dispuesto a bombardear a los aliados kurdos de Washington en Siria si las armas estadounidense seguían cayendo en sus manos.
A su vez la inteligencia rusa reporta cada vez más indicios de que Turquía está concentrando fuerzas en la frontera con Siria.
Las Fuerzas Armadas turcas realizaron frecuentes intervenciones en zonas kurdas del norte de Irak y realizaron ataques limitados contra blancos kurdos en Siria.
Según 'The Guardian', "una nueva operación contra los baluartes kurdos que desafíe tanto a Rusia y EE.UU. sería una señal de desesperación de Erdogan que marcaría una ampliación potencialmente catastrófica del conflicto sirio".