"Errores en la política exterior de Turquía sobre el conflicto sirio, incluido el apoyo a los suníes en la lucha interreligiosa, los intentos de acabar con el régimen sirio, las acciones contra los kurdos sirios y el derribo del avión ruso, han llevado al país hasta el punto de que ahora se halla enemistado no solo con Rusia, sino también con EE.UU., su aliado cercano", informa el diario turco Today’s Zaman.
El embajador estadounidense en Ankara había pedido a las autoridades turcas que no hicieran públicas sus diferencias con EE.UU. sobre los kurdos sirios. Sin embargo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ignoró esta solicitud y criticó a Washington después de que el enviado especial de Obama, Brett Makgurk, visitara la ciudad siria de Kobane, controlada por el partido kurdo Alianza Democrática (PYD). El presidente turco fue incluso más allá y dijo que EE.UU. debe optar entre estar a favor de Turquía o a favor de los "terroristas de Kobane".
Sin embargo, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., John Kirby, señaló que Washington "no considera al partido de los kurdos sirios como terrorista", sino, todo lo contrario, ya que sus miembros -dijo- son "combatientes eficaces contra Daesh [Estado Islámico] en el territorio de Siria".
Turquía ha tratado durante mucho tiempo de imponer su política hacia Siria a los demás países que operan en la región. Sin embargo, "parece que Ankara no tendrá ni sola palabra en futuro de Siria", concluye el diario.
Este sábado Turquía lanzó un ataque de artillería contra la base aérea de Minnigh, ubicada en la provincia siria de Alepo, controlada por los kurdos. El director del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, Rami Abdel Rahman, señaló que Minnigh fue recientemente retomada por la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG) de manos de los rebeldes islamistas.