Quiero agradecer a Rusia, al Ejército ruso, por su apoyo para que la crisis termine pronto
Más allá de las noticias sobre el éxito de las misiones antiterroristas, hay un cuadro dramático. Muchos de los soldados del Ejército sirio, que se baten exitosamente contra los yihadistas, pagan un precio muy caro: mutilaciones, amputaciones de extremidades y graves heridas. Es la cara más negra de la guerra.
El soldado del Ejército sirio Halid Mohammed Zaud resultó gravemente herido en una batalla contra el Estado Islámico, pero sueña con el momento de volver a combatir. "Los radicales del Estado Islámico me hirieron. Cuando nos atacaron, había muchos militantes en las afueras de la ciudad de Homs. Ahora sigo el tratamiento y ojalá me recupere rápido para volver con mis hermanos al frente y continuar la guerra. Estoy seguro de que la victoria será nuestra", cuenta a RT. "Quiero agradecer a Rusia, al Ejército ruso, por su apoyo para que la crisis termine pronto", añade.
Los médicos no pudieron recuperar la pierna de Anas Hameli. Sin embargo, hicieron todo por salvar su vida y ahora su condición es estable. "Mi hijo perdió una pierna para que nuestro país respire libre, por el bien de sus hermanos de armas. Rezo por todos los heridos para que se recuperen. Tengo tres hijos, el segundo también es militar. Gracias a Dios, mi hijo está vivo, y pase lo que pase lo importante es que él está aquí conmigo", afirma su madre.
Como regla, en el hospital militar en Latakia llegaban personas afectadas por la explosión de minas, disparos de lanzagranadas y cascos de metralla. A lo largo del conflicto y numerosos combates, los médicos realizaron más de 1.000 intervenciones quirúrgicas de altísima dificultad. Ahora con el armisticio, dicen que hay períodos en los que durante varios días, afortunadamente, no llegan pacientes. "Por fin ha llegado el momento en que podemos descansar un poco. Antes cada semana llegaban entre 15 y 20 personas y no había ni un solo día en que no hubiera muertos. El número de heridos ha disminuido en un 50%", cuenta Ismail al Atrash, jefe del hospital militar de Latakia.
En condiciones de guerra y con escasez de medicamentos necesarios, los médicos se ven obligados a hacer milagros. "Ahora gracias a Dios nuestro trabajo se ha estabilizado a diferencia de los difíciles y catastróficos períodos de guerra, cuando recibíamos un gran número de heridos", explica el cirujano Zuhir Munzir. "Muchos médicos tuvieron que hacer amputaciones y, por supuesto, eso ha afectado en gran medida su mentalidad, ya que todos eran jóvenes. Cada uno tiene que pagar el precio de esta guerra", lamenta el médico Saad Dip.
Los sangrientos enfrentamientos en Siria se han cobrado decenas de miles de vidas. En la república árabe casi todos desean que los combates dejen de ser una cosa rutinaria y que los radicales abandonen el país.