Ramadi, la capital de la provincia de Anbar, es una de las ciudades más grandes de Irak, antiguamente un punto estratégico para los viajeros que iban en dirección oeste, hacia Siria y Jordania.
Anteriormente una ciudad próspera a orillas del Éufrates con una creciente población de casi 850.000 habitantes, ahora Ramadi es una zona fantasma, destruida por el Estado Islámico, que tomó el control de la ciudad hace casi un año, según el canal ABC.
No obstante, el pasado 9 de febrero las autoridades iraquíes anunciaron la liberación de la última zona ocupada por los rebeldes en el este de Ramadi, lo que significó la recuperación completa del control sobre esta ciudad por parte de las fuerzas gubernamentales. A pesar de la liberación de la ciudad, sin embargo, pasará mucho tiempo antes de que Ramadi vuelva a ser lo que era. Ahora los edificios están asolados, los puentes están destruidos y los sistemas de infraestructura están paralizados.
Pero pese a todas las dificultades, el Ejército de Irak logra liberar nuevos territorios. En marzo comenzó la operación de retoma de Hit, la localidad más grande cerca de Ramadi. A principios de abril la ofensiva de las tropas fieles al Gobierno culminó con el rescate de unos 1.500 presos de una cárcel subterránea. La ciudad se encontraba bajo el control de los terroristas desde octubre de 2014 y fue finalmente liberada el 11 de abril.