"A medida que el Estado Islámico pierde territorio en Oriente Próximo, sus ataques se están volviendo menos elaborados pero más letales y están siendo dirigidos hacia la población más vulnerable", señala la reportera Maria Abi Habib en un artículo para el 'Wall Street Journal'.
Según señala Habib, políticos occidentales y regionales consideran que los yihadistas se están transformando en una "insurgencia al estilo de las guerrillas" apoyándose cada vez más en ataques suicidas. Prueba de ello ha sido la serie de atentados en Irak la semana pasada que dejaron más de 100 muertos y que posiblemente deriven de la necesidad que tiene el Estado Islámico de generar un "impacto aterrador" fuera del campo de batalla y "proyectar una imagen de poderío".
El Estado Islámico busca generar un impacto aterrador fuera del campo de batalla y proyectar una imagen de poderío
"Es bien sabido que cada vez que logramos una victoria militar contra ellos [Estado Islámico], estos responden cobardemente usando coches bomba o ataques suicidas para matar personas inocentes", declaró el portavoz del Ministerio del Interior iraquí, el general de brigada Saad Maan.
Por su parte, el Pentágono asegura que el cambio de estrategia se ha visto muy influido por las recientes derrotas que le han costado territorios estratégicos y han provocado aislamiento entre sus bases militares y la pérdida de control sobre sus tropas. Se presume que el Estado Islámico ha tenido dificultad para trasladar alrededor de 25.000 hombres en ciertas regiones, fenómeno que ha desencadenado un aumento en el número de desertores y una disminución significativa de combatientes extranjeros entre sus filas.
En este contexto, tanto EE.UU. y sus aliados como las fuerzas del régimen sirio y Rusia buscan lograr la ruptura definitiva de las 'vías vitales' que le permite a la organización obtener suministros y movilizar combatientes, equipo militar y mercancías. Sin embargo, pese al deterioro de su configuración interna y de los más de 12.000 ataques sobre sus objetivos militares, algunos expertos opinan que el Estado Islámico sigue siendo "un enemigo formidable". Muchos aseguran que aún "tiene la capacidad, la motivación y el conocimiento" por lo que seguirá siendo una amenaza durante mucho tiempo, incluso si se le arrebata el amplio territorio que controla actualmente, concluye el artículo.