La guerra en Yemen, el apoyo prestado al terrorismo en Siria, el fracaso súbito de las negociaciones en Doha sobre la propuesta de frenar la producción de petróleo: detrás de todos esos puntos clave de la política de Arabia Saudita está una misma figura pública, creen en el periódico digital ruso 'Vzgliad'. Se trata del ministro de Defensa más joven del mundo, el príncipe Mohamed bin Salmán al Saud, quien se desempeña también como secretario general de la corte.
A juicio del economista, orientalista y escritor Said Gafúrov, este joven ha llegado a ser un 'fenómeno' en la política internacional y sus cualidades 'fenomenales' pueden llevar a los sauditas a la quiebra. Y no es la juventud la responsable de este peligro, sino su pertenencia a una generación que no tiene en cuenta las lecciones del pasado.
¿Arquitecto o aventurero?
"La generación mayor de la casa real de Saud tenía en su memoria la guerra que perdieron ante Yemen en los años 1960, cuando los republicanos yemeníes (con ayuda de Egipto y de la URSS) pudieron no solo con los reaccionarios jefes tribales, sino también con una notoria invasión de los sauditas", dice el autor. "El sentido de venganza nunca se ha enfriado en los corazones beduinos de los príncipes y los reyes, pero los contenía el miedo. Ha sido necesaria la llegada al poder de una generación nueva para que el reino se metiera con la fuerza armada en los asuntos internos de su vecino del sur".
El príncipe es apodado en Occidente 'el arquitecto de la guerra en Yemen', aunque él rechaza este título alegando que representa un "país institucional". Sin embargo, algunos expertos simpatizantes de Irán dicen que fue precisamente Mohamed bin Salmán quien, antes del comienzo de los bombardeos de las posiciones y las casas de los chiíes rebeldes (hutíes) en Yemen, abogara por esa operación sin contar con ninguna experiencia a la cabeza de un operativo militar.
Las milicias hutíes no dejan sin respuesta los ataques de la coalición encabezada por Arabia Saudita. Según 'Vzgliad', las bajas en la coalición saudita alcanzan las 5.000 personas (datos sin confirmación oficial). De seguir así, la causa de Riad podría considerarse una derrota.
El desafío de los impuestos
En los últimos meses el rey Salmán puso a su hijo al mando de las zozobrantes finanzas. En lo económico el príncipe Mohamed es liberal y, como todos los liberales, lucha contra las subvenciones estatales y los subsidios, asegura el autor. A causa de la reducción de estos, están subiendo las tarifas del suministro eléctrico y los precios de la gasolina. Además, las autoridades están decididas a introducir para finales de 2016 o a partir de 2017 un impuesto sobre las ventas (o el IVA) y un tributo a los artículos de lujo.
Pero el reino, opina el periodista, se fundamenta sobre esta lógica: "Si no pagas nada al Estado, puedes tolerar la concentración del poder en las manos de una familia". "Tanto más —adelanta— que este poder no solo se apoya en la Policía y los servicios especiales, sino también en los wahabitas oscurantistas".
Los intentos de introducir algún impuesto nuevo en la antigua Europa costaron a las monarquías su poder absoluto y terminaron en la convocatoria de un parlamento representativo y plenipotenciario o incluso en una revolución. A juicio de Gafúrov, es muy probable que este también sea el destino de la monarquía saudita.