Esta medida exige medidas excepcionales para paliar la situación de crisis financiera que atraviesa la región de Río de Janeiro y así poder garantizar las obligaciones de los servicios públicos durante el campeonato Olímpico, informa Europa Press.
Según las autoridades, esta medida exige medidas excepcionales para paliar la situación de crisis financiera que atraviesa la región de Río de Janeiro y así poder garantizar las obligaciones de los servicios públicos durante el campeonato Olímpico.
A la hora de tomar esta medida, las autoridades brasileñas dijeron haber tenido en cuenta que las delegaciones extranjeras ya comienzan a llegar a la ciudad en junio, con el objetivo de "permitir la aclimatación de los atletas". Además, recuerdan que "el evento tiene importancia y repercusión mundial" y advierten que "cualquier desestabilización institucional implica un riesgo para la imagen del país que sería difícil de recuperar".
La ciudad brasileña albergará la edición XXXI de los Juegos Olímpicos, que se desarrollarán entre el 5 y el 21 de agosto. A escasos dos meses de su inicio muchos países y organizaciones cuestionan las medidas de seguridad que rodearan a deportistas, delegaciones y equipos que participarán en el evento. A ello se une el grave problema de salud pública que afecta a Brasil a causa del virus del Zika.