"El anuncio del despliegue de la OTAN de cuatro batallones de tropas en las repúblicas bálticas y Polonia no es más que la última evidencia de que los funcionarios occidentales están completamente sordos respecto a cómo serán tomadas estas acciones por Moscú", asegura el investigador y escritor Ted Galen Carpenter, en su artículo para la revista 'The National Interest'.
"Los líderes occidentales necesitan cambiar drásticamente su punto de vista antes de que la actual relación con Rusia, ya bastante fría, pase a ser una segunda Guerra Fría en toda regla", señala Carpenter, principal investigador del Instituto Cato, un laboratorio estadounidense de ideas. Sin embargo, el analista comenta que a diferencia de la primera Guerra Fría, cuando Moscú se mostraba más activo en la confrontación, esta vez los responsables serán EE.UU. y sus aliados.
¿Doble rasero?
"Los líderes de Occidente, y sobre todo de EE.UU., se niegan firmemente a conceder a Moscú incluso una limitada esfera de influencia o zona de seguridad a lo largo de sus fronteras. […] Ellos generalmente suponen que Rusia es una potencia expansionista agresiva. Sin embargo, la Rusia de hoy no lo es. La Unión Soviética intentó activamente extender su influencia en partes remotas del mundo, mientras que la Rusia de hoy se centra en Europa del este, Asia Central y el mar Negro, regiones que tienen una importancia estratégica obvia incluso para el Gobierno ruso, que tiene una mentalidad exclusivamente defensiva", destaca el analista.
El curso de la política actual está a la espera de un trágico incidente que puede ocurrir en cualquier momento
En opinión de Carpenter, "las grandes potencias inteligentes muestran un respeto decente por las zonas de seguridad y de influencia de las otras grandes potencias". Si una alianza liderada por China o India desplegara unidades militares en el Caribe o Centroamérica, EE.UU. y la OTAN considerarían tal conducta como algo extremadamente amenazante. Sin embargo, la alianza supone que a sus acciones en las repúblicas del Báltico y el mar Negro, Rusia debería considerarlas de forma diferente, explica el investigador.
En ese sentido, "el curso de la política actual está a la espera de un trágico incidente que puede ocurrir en cualquier momento", concluye Carpenter.