Turquía ha experimentado un buen crecimiento económico del 4,8% del PIB en el primer trimestre en 2016. Entonces, ¿por qué el presidente Recep Tayyip Erdogan califica de "incendio" la situación que vive el país? Pável Shlíkov, del Centro Carnegie de Moscú, responde a la cuestión afirmando que el crecimiento económico turco se deriva de "la lucha contra el terrorismo y sus consecuencias devastadoras".
En estado de guerra
"En el último año la violencia y las muertes de civiles se han vuelto cotidianas en Turquía", que ha pasado a ser "un país en estado de guerra", afirma el experto. Desde 2015 miles de personas han perdido la vida en atentados y operaciones especiales contra los kurdos, lo que ha llevado a un aumento de gastos sanitarios de un 22% para atender a las víctimas.
Los gastos en defensa y operaciones especiales aumentaron un 40% y un 17%, respectivamente, lo permite afirmar que el aumento de gastos públicos en las operaciones antiterrorista, en la lucha contra los militantes del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) ilegalizado en Turquía y en la restauración de las ciudades afectadas por operaciones especiales contra los kurdos ha sido el "principal motor de crecimiento de su economía".
Rusia dicta condiciones
El pasado mes de febrero el predecesor de Erdogan, Abdullah Gül, calificó la situación como "la más difícil en historia moderna turca". "Ante este panorama, la reconciliación entre Rusia e Israel se ve como un intento desesperado de regresar a una agenda positiva", opina Shlíkov. Según él, la carta con disculpas remitida por Erdogan al presidente ruso, Vladímir Putin, supone un intento de superar el creciente aislamiento de Turquía, ahora que las relaciones con Washington y Bruselas están cada vez más tensas.
Y ahora es Putin quien dicta las condiciones de restablecimiento de las relaciones ruso-turcas, que no se limitan al levantamiento de sanciones económicas, y que chocan también porque ambos países mantienen una posición contrapuesta en relación a Siria, sostiene el experto.
Turquía ya no se ve como un país ganador
Algo similar pasó con Israel, país con el que Turquía acaba de firmar un acuerdo para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, suspendidas después de que hace seis años murieran ciudadanos turcos en la 'Flota de Libertad' cuando llevaba una carga humanitaria a las costas de la Franja de Gaza.
Hace tres años Turquía dijo que la reconciliación solo sería posible si Israel levanta el bloqueo marítimo de la Franja de Gaza. Sin embargo, el acuerdo ha sido firmado ahora pese a que Tel Aviv se muestra igual de contundente a la hora de mantener el bloqueo. "Turquía ya no se ve como ganador. En cambio, el creciente aislamiento internacional obliga a Ankara a buscar compromisos que hace dos o tres años parecían impensables", resalta el experto.
Un alivio para los kurdos
El atentando del pasado martes en el aeropuerto de Estambul, que se cobró más de 40 vidas, puede acelerar este proceso de reorientación de la política de Erdogan, marcado por la reconciliación con Rusia e Israel. El ataque terrorista contra "uno de los aeropuertos más protegidos del Europa" puede hacer a Turquía "reconsiderar su posición sobre el Estado Islámico y empezar a cooperar más con países occidentales y Rusia", opina el experto.
Además, la conversión de esta organización terrorista en la mayor amenaza para la seguridad turca hará que este país empiece a buscar la solución para el asunto kurdo, hasta ahora el más 'doloroso' para Erdogan, que lleva a cabo operaciones especiales en su contra, y no por medio de fuerza, concluye.