"Mutilaban cadáveres brutalmente": Un exyihadista revela a RT escalofriantes detalles sobre el EI
Un excombatiente del Estado Islámico (EI) ha narrado en exclusiva para RT los horrores de los que fue testigo durante el año que estuvo en el seno de la organización en Siria. Su encomienda era prestar protección a uno de los líderes más buscados de la organización terrorista. Zurab, como se hizo llamar para mantener su anonimato, logró escapar de Siria y ocultar su identidad por temor a sufrir represalias por parte del EI.
Según su testimonio, Zurab fue empujado a ingresar en la organización gracias a videos propagandísticos difundidos en Internet en los que mujeres niños y ancianos piden a gritos a la comunidad musulmana no esconderse y luchar."Vimos videos de mujeres, niños y personas de edad avanzada que gritaban: '¿Dónde están los musulmanes? ¿Por qué se esconden? ¿Cuándo la sangre musulmana es derramada ustedes deciden ser pacifistas?'", relata. "Sentí culpa, compasión y responsabilidad. Nosotros fuimos no porque conociéramos las circunstancias, sino por nuestras emociones", añade.
Atrapado en una pesadilla
Tras ser aceptado por los yihadistas e iniciar su entrenamiento en Atme, una localidad del norte de Siria cercana a la frontera con Turquía, Zurab se dio cuenta de que se encontraba atrapado en una auténtica pesadilla y descubrió los horrores que allí se cometían: ejecuciones, maltratos y abusos a la población civil.
"Eran extremadamente brutales matando a mujeres y ancianos que no les obedecían. Abusaban de ellos y mutilaban sus cadáveres; los cortaban y los colgaban a la parte trasera de los autos para luego arrastrarlos", evoca Zurab.
"Los cristianos fueron asesinados sin mediar palabra. Los encontraban y los asesinaban públicamente. Fui testigo de muchas ejecuciones", añade.
La lealtad le salvó la vida
Una vez fue consciente de que debía escapar de cualquier manera, Zurab decidió ganarse la confianza de los terroristas hasta convertirse en guardaespaldas de uno de los más importantes líderes del EI, Omar al Shishani, conocido como el 'ministro de la guerra' por el Pentágono (que ofrecía 5 millones de dólares por su cabeza). Sin embargo, en una grabación publicada en mayo de este año, la propia organización terrorista confirmó la muerte de al Shishani.
Tras demostrar lealtad durante meses, el exmilitante del EI logró salir del campamento con la excusa de ir a visitar a su madre e incluso recibió dinero para su manutención. "Me dijeron que podía traer cosas conmigo al regresar. Omar me dio dinero y me pidió que le consiguiera algunas cosas", señaló.
Al regresar a su país natal, Zurab se entregó a las autoridades. Fue juzgado y tras alegar que nunca había participado en el asesinado de civiles, recibió un condena de cinco años que fue suspendida. Admite su temor a las consecuencias de que descubran que es "un renegado".