¿Esperanza o callejón sin salida?: Rusia y la OTAN se sientan de nuevo en la mesa de diálogo

Este miércoles arranca la reunión del Consejo Rusia-OTAN, pocos días después de que la alianza adoptara en su cumbre bianual decisiones que Moscú considera de carácter agresivo.

Representantes permanentes de Rusia y de la OTAN se reunirán este miércoles en Bruselas en el marco del Consejo Rusia-OTAN. Se trata del segundo encuentro después del deterioro de las relaciones por la crisis ucraniana y el primero después de la cumbre bianual de la alianza que se celebró en Varsovia la semana pasada, en la que fueron tomadas una serie de decisiones que son vistas por Moscú como "una pura agresión".

El formato del Consejo Rusia-OTAN prevé reuniones presididas por el secretario general de la Alianza Atlántica a nivel de embajadores y de representantes militares al menos una vez al mes, y dos veces al año a nivel de cancilleres, ministros de Defensa y jefes de los estados mayores. Sin embargo, desde marzo de 2014 las reuniones fueron suspendidas a raíz de la reunificación de Crimea con Rusia.

El pasado mes de abril el Consejo Rusia-OTAN fue convocado por primera vez en dos años en Bruselas para abordar la cuestión de Ucrania y de Afganistán, si bien la reunión concluyó sin resultados positivos, debido a lo que el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg, calificó de puntos de vista "muy dispares". Sin embargo, sí se reconoció la necesidad de diálogo, algo que hizo posible la nueva reunión.

El tema principal para Rusia

La portavoz del Ministerio ruso de Exteriores, María Zajárova, anunció que esta vez el diálogo se centrará en la decisión de la OTAN de ampliar su presencia militar en su "flanco oriental", adoptada la semana pasada en la capital polaca.

Asimismo, Rusia prevé llamar la atención sobre los riesgos que entraña para la estabilidad y la seguridad europea la construcción del escudo antimisiles estadounidense y de la OTAN en Europa. Los temas de Ucrania, Afganistán y las amenazas terroristas regionales también estarán sobre la mesa.

'El plan Niinistö'

El presidente ruso, Vladímir Putin, dio luz verde a la discusión en el Consejo de las medidas de seguridad aérea en el mar Báltico propuestas por su homólogo finlandés, Sauli Niinistö, durante la reunión bilateral del pasado 1 de julio. El presidente de Finlandia insistió entonces en la necesidad de desarrollar un sistema de medidas de confianza para prevenir incidentes y accidentes aéreos.

En particular, propuso obligar a todos los aviones de Rusia y de la OTAN a mantener activos durante sus vuelos sobre el mar Báltico los transpondedores, es decir los dispositivos de comunicación que permiten, entre otras cosas, la identificación de aeronaves.

La agenda para la OTAN

El secretario general de la alianza anunció el pasado 6 de julio que la reunión se centrará en la crisis ucraniana y en la necesidad de cumplimiento de los acuerdos de Minsk. Asimismo se abordará el tema de la seguridad en Afganistán, donde Rusia y la OTAN cooperaban hasta el 2014.

Para la OTAN, el principal problema es lo que denomina "las acciones agresivas de Rusia" y sus "provocaciones militares" en la periferia de la alianza, como las inspecciones de preparación para el combate sin previo aviso o los vuelos de aviones rusos en el espacio aéreo internacional sobre el Báltico.

"De una guerra fría a otra caliente"

En la cumbre bianual que concluyó el pasado 9 de julio los miembros de la Alianza Atlántica acordaron forzar la implementación del escudo antimisiles europeo y enviar a cuatro países fronterizos con Rusia (Polonia, Letonia, Lituania y Estonia) cuatro batallones internacionales de entre 800 y 1.200 soldados cada uno a partir de 2017.

Los militares serán rotados de forma constante, lo que, desde un punto de vista militar, equivale a desplegar de manera permanente un contingente militar de la OTAN en las fronteras con Rusia, algo que prohíbe directamente el acuerdo principal entre Moscú y la alianza, comentó la decisión el representante permanente de Rusia en la OTAN, Alexandr Grushkó.

"La alianza concentra sus esfuerzos en la contención de la amenaza inexistente desde Oriente" y Moscú espera una explicación, comentó los resultados de esta cumbre Zajárova. Asimismo, la portavoz de la diplomacia rusa subrayó también que los intentos de "demonizar a Rusia" cada vez adquieren "formas más hipertróficas" para justificar las medidas aprobadas por la organización en el sector militar.

En este sentido, el último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, calificó las acciones de la alianza de preparación para "declararle la guerra a Rusia". "De una guerra fría, la OTAN pasa a comenzar los preparativos para una guerra caliente", dijo.

Rusia ha señalado en varias ocasiones que no está interesada en un aumento de la confrontación, pero que se verá obligada a dar respuesta adecuada a cualesquiera que sean las acciones de la OTAN. La particular protesta de Moscú choca con la constante ampliación de la OTAN, que desde 2004 incluye tres países exsoviéticos, Letonia, Estonia y Lituania, y considera extender la membresía a otros dos: Ucrania y Georgia.

El presidente del instituto EKAI Center, Adrian Zelaia, opina que calificar de agresión los movimientos que está realizando la OTAN es "perfectamente natural".

¿Para qué se reúnen Rusia y la OTAN?

Si bien muchos expertos coinciden en que la reunión del Consejo Rusia-OTAN a nivel de embajadores no tendrá éxitos importantes,  el Presidente del Comité Militar de la OTAN, Petr Pavel, cree que podrá servir para preparar un encuentro "a nivel más alto", según señaló a RIA Novosti.