Las dos noticias que cambiaron el rumbo de la historia esta semana
El sangriento ataque terrorista en la ciudad francesa de Niza, perpetrado el 14 de julio por un camión que embistió a una multitud en el Paseo de los Ingleses, ha dejado al menos 84 muertos, incluyendo niños, y más de 200 heridos, mientras los residentes celebraban el Día Nacional de Francia.
El conductor del camión, un franco-tunecino de 31 años, identificado como Mohamed Lahouaiej Bouhlel, recorrió alrededor de dos kilómetros, moviéndose en zigzag para atropellar a la mayor cantidad de personas posible, antes de ser abatido a tiros por la Policía cerca de la calle del Congreso.
Tras los terribles sucesos que vivió Niza durante aquella aterradora noche, el presidente francés, François Hollande, decretó tres días de luto nacional y anunció la extensión por tres meses del estado de emergencia en el país. Además, afirmó que París intensificará los ataques contra los terroristas del Estado Islámico ―quienes reivindicaron el ataque― en Siria e Irak.
Advertencia: Las siguientes imágenes pueden herir su sensibilidad.
Turquía, escenario de un fallido golpe de Estado
La noche del viernes 15 de julio varias facciones de las Fuerzas Armadas se sublevaron contra el Gobierno del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en un tenso intento de golpe de Estado que enfrentó a los golpistas contra las fuerzas del orden y parte de la población, partidaria del Gobierno de Ankara.
Como resultado, el fallido golpe de Estado se cobró la vida de al menos 265 personas y ha dejado 1.440 heridos, según el primer ministro turco, Binali Yildirim. Otros 2.839 militares implicados en la intentona golpista han sido detenidos, entre ellos oficiales de intermedio y alto rango.
Los golpistas impusieron la ley marcial en todo el país, desplegando tanques en las autopistas de acceso a Estambul y Ankara, apoyados por blindados, cazas y helicópteros del Ejército. Bombardeos, disparos y enfrentamientos entre golpistas y partidarios del Gobierno se sucedieron durante toda la noche, incluso después de que los servicios de inteligencia dieran el golpe por fracasado.
Las autoridades turcas acusan al clérigo Fetulá Gulen, de 75 años, de inspirar el golpe de Estado en el país. Desde hace años lo acusan de organizar un 'Estado paralelo' dentro de las propias instituciones estatales, con influencia en los tribunales, la Policía y otros organismos.