De matrimonios temporales a madres de nueve años: Los insólitos secretos de la antigua nobleza persa
Todos los grandes imperios de la antigüedad necesitaban una clase de guerreros capaces de derrotar a los enemigos externos e internos. Pero, ¿y si este papel lo desempeñan los aristócratas, que mueren en batalla y solo pueden nacer de mujeres nobles?
El Imperio persa sasánida resolvió este problema abandonando las tradiciones ancestrales de los harenes orientales y lanzando mecanismos innovadores de explotación sexual de las aristócratas. Los matrimonios temporales durante la ausencia del marido, el castigo por negarse a casarse, las esposas de nueve años y otros de sus métodos han sido revelados en el último número de la revista histórica 'Comparative Studies in Society and History' y recogidos por el portal Lenta.ru.
La supervivencia del Imperio
El Imperio sasánida fue el segundo imperio persa durante su cuarta dinastía irania (2264-652). Su amplio territorio incluía los actuales Irán, Irak, Armenia, Georgia, Arabia oriental, Uzbekistán, parte de Afganistán y Turkmenistán.
El Estado tenía que controlar esas zonas tan diferentes entre sí para prevenir los disturbios y su caída y para responder a los ataques incesantes de romanos, bizantinos y turcos.
De esta tarea se encargaba la nobleza: las casas aristocráticas de todas las provincias, unidas mediante matrimonios y por el servicio militar a la gloria del Imperio.
En este contexto, su objetivo principal consistía en garantizar la supervivencia física de esa élite a pesar de las guerras, las enfermedades y la mortalidad infantil.
"Producción ininterrumpida de cuerpos aristocráticos"
El artículo explica que las autoridades estaban ante el problema "de una producción ininterrumpida de cuerpos aristocráticos", elogiados en la literatura y el arte y, de hecho, dotados de una superioridad biológica, según han demostrado los últimos estudios sobre el tema.
Por otro lado, el objetivo de transmitir esas condiciones superiores a sus herederos a través de matrimonios con personas de su propia clase entraba en conflicto con otro impulso de la nobleza: fecundar al mayor número de mujeres posible y transmitir sus genes a cientos de niños.
A pesar de las grandes pérdidas de hombres en los combates, los iraníes lograron resolver esta tarea y extender la 'vida' de la clase noble.
¿Cómo lo hicieron?
Solo había una manera de hacerlo: aumentando la procreación, es decir, explotando al máximo posible los cuerpos de las mujeres que pertenecían a la élite. Del 'diseño conceptual' de esta tarea se encargó la religión de Zoroastro, cuyos sacerdotes tenían también poderes judiciales.
En primer lugar, los 'juristas iraníes' exigían que las mujeres se casaran a edades tan tempranas como los nueve años y tuvieran hijos tan pronto como fuera posible. La negativa a esposarse se castigaba con la muerte (margarzān), mientras que las viudas eran obligadas a encontrar una nueva pareja en muy poco tiempo.
El aborto era un crimen monstruoso —la maternidad era sagrada— y la homosexualidad se consideraba el mayor pecado del ser humano.
'Matrimonio auxiliar' y 'matrimonio sustitutivo'
Todos estos requisitos se correspondían con los valores de los iranios y no eran tan innovadores. No obstante, los sacerdotes y funcionarios zoroástricos inventaron muchos 'trucos' que sí lo eran.
Así, introdujeron la institución del 'matrimonio auxiliar' (čagar), que permitía a una mujer noble casarse durante uno o dos años con otro noble para concebir niños durante las ausencias frecuentes de los hombres.
Otro ejemplo curioso era el denominado 'matrimonio sustitutivo' (stūrīh). Técnicamente, se trataba de algo parecido a la ley del levirato, un tipo de matrimonio donde obligan a una viuda a casarse con un familiar —en primer lugar, los hermanos— de su esposo fallecido.
Sin embargo, 'stūrīh' era más flexible. En el Imperio sasánida, si un hombre moría sin dejar un heredero varón, su esposa, hija o hermana debía esposarse con una persona designada por el difunto o por un tribunal.
Ganadores
El 'matrimonio sustitutivo' ofreció a los aristócratas iranios todas las ventajas de la poligamia evitando sus riesgos. De este modo, los nobles podían contraer tantos 'matrimonios sustitutivos' como desearan y concebir herederos con las viudas de sus difuntos amigos o parientes.
Como resultado, todos salieron ganadores: los hombres, las familias aristocráticas —que evitaron la extinción y fortalecieron sus lazos entre sí— y el Imperio, que se garantizó un flujo constante de soldados de alto rango.