"Estaba dispuesto a morir para pararle", el relato del héroe de la moto en los atentados de Niza
Franck había ido con su mujer a disfrutar del espectáculo pirotécnico en Niza que clausuraba el Día Nacional de Francia. Al final se les hizo tarde y decidieron coger la moto e ir a tomar un helado al ver que no llegarían a tiempo para ver los fuegos artificiales.
"Oímos gritos y los coches atravesaban la calle. Mi mujer me dijo: 'Para. Hay algo que no va bien'. Y en el tiempo que nos llevó girarnos, vimos a la multitud correr en todas direcciones, como si huyera de algo. Fue entonces cuando vimos llegar al camión".
Así comienza el relato de este hombre que trató de frenar con su moto al camión de 19 toneladas con el que Mohamed Lahouaiej Bouhlel arrollaba a toda velocidad a los ciudadanos que se encontraban en el paseo de los Ingleses, el pasado 14 de julio.
Un vídeo dejó constancia de su valentía, pero había permanecido en el anonimato hasta ahora, en el que cuenta en una entrevista exclusiva para el diario local 'Nice Matin' como intentó parar al terrorista responsable del atentado de Niza. Este es su relato:
Estábamos en medio de la calle. Había pocos coches. Yo debía de circular a 60 kilómetros por hora. Ni siquiera tuve tiempo de mirar mi retrovisor. Y en ese momento (el camión) me adelantó a fondo (…). Enseguida lo comprendí. Decidí acelerar. Mi mujer, detrás de mí, me tiraba del brazo y me preguntaba a dónde iba. Me paré. Le dije: '¡Bájate!'. Y aceleré a fondo.
Para alcanzarlo hacía falta zigzaguear entre las personas vivas y muertas. No podía frenar más que en la parte de atrás, porque tenía el puño bloqueado. Incluso me acuerdo de gritar dentro del casco. Gritaba a la muerte, de hecho… Sólo tenía la parte trasera del camión en mis ojos. Estaba decidido a ir hasta el final.
"Quería pararlo a cualquier precio"
Él seguía pasando de la calzada a la acera a la calzada. Golpeaba por todas partes. En un momento dado, casi alcancé la parte trasera del camión, porque tengo una moto de 300 cm³ y eso acelera muy rápido. Quería pararlo a cualquier precio. Conseguí ponerme a su izquierda, mi objetivo era llegar a la cabina.
Cuando estuve a su altura, me hice la pregunta: '¿Qué harás con tu pobre moto?' Entonces la tiré contra el camión. Continué corriendo tras él. Me acuerdo de haber caído después. Ya no sé qué hice. Al final llegué a colgarme de la cabina.
"Le pegué, le pegué y le pegué otra vez. Con todas mis fuerzas"
Estaba sobre el escalón junto a la ventana abierta. Frente a él. Le pegué, le pequé y le pegué otra vez. Con todas mis fuerzas, con mi mano izquierda, a pesar de que soy diestro. Puñetazos en la cara. No decía nada. No rechistó.
Tenía su arma en la mano. Pero la pistola no funcionaba. Yo tenía la impresión de que él la intentaba manejar o cargarla, no lo sé. Me apuntaba, apretaba el gatillo, pero no iba.
¡Estaba dispuesto a morir! Estaba lúcido y dispuesto a morir para pararle. Y seguí golpeándole. Intenté sacarle de la cabina por la ventana, porque no conseguía abrir la puta puerta. Y le volví a golpear… Al final me golpeó con la pistola en la cabeza. Después me dieron puntos. ¡Me caí y me volví a subir!
Así acaba el relato de Franck, el hombre que lanzó su moto bajo las ruedas del camión y siguió arriesgando su vida a puñetazos con el terrorista.