Nueve meses de horror: una joven siria describe sus días como esclava sexual en el Líbano

"Honestamente, no tengo más fe después de lo que pasó", cuenta 'Rama', una joven siria de 24 años, quien fue torturada y sometida a todo tipo de vejaciones durante los nueve meses en los que fue convertida en esclava sexual. Ahora, tras lograr escapar, decidió no revelar lo ocurrido a su familia para resguardar su honor, informa 'The Guardian'.

'Rama' es el nombre ficticio de la mujer que se animó a contar el infierno que vivió. En Siria trabajaba como camarera en una cafetería, por lo que fue seducida para cruzar la frontera hacia el Líbano para trabajar en un restaurante. Los años de conflicto en su país y la promesa de un mejor salario no la hicieron dudar.

Después de varias horas de viaje en auto, el hombre que conducía le explicó que habían salido del país por una ruta de contrabando. Así, sin ninguna documentación, llegaron hasta el hotel Chez Maurice, en Maamaltein, un barrio de la ciudad de Jounieh, conocido por su distrito rojo. Allí, fue obligada a bajarse y fue encerrada, perdiendo todo contacto con el exterior, junto a otras mujeres. Allí, 'Rama' pasó los siguientes nueve meses y, antes de entrar, le anunciaron que iba a ser prostituida.

"Honestamente, no tengo más fe después de lo que pasó. Cuando era golpeada yo decía 'Dios, por favor, sálvanos'. Y mi torturador decía: 'Prostituta, ¿crees que Dios te salvará?' Y me golpeaba de nuevo. No podíamos mencionar la palabra Alá, ni siquiera dentro de nuestros corazones", contó.

El encierro

"Dormíamos donde trabajábamos y no podíamos salir, ni siquiera ver la luz", comentó la joven, quien agregó que algunas mujeres vivieron hasta cuatro años en ese lugar.

Víctimas de una red de tráfico de personas lideradas por un hombre que habría sido identificado como Imad al-Rihawi, las esclavas sexuales -75 mujeres sirias fueron víctimas de esta organización durante cuatro años- eran forzadas a mantener relaciones con unos 10 clientes por día, número que aumentaba durante los fines de semana. Además, señaló que el pago que recibían era confiscado por sus captores.

Durante todo ese tiempo, vio y supo de tratos denigrantes. Por ejemplo, a quienes quedaban embarazadas las obligaban a abortar, incluso, cuando ya llevaban varios meses de gestación.

Las torturas

Las víctimas de esta red solían ser atadas a una tabla en forma de cruz y golpeadas con un cable; incluso, les aplicaban descargas eléctricas. Además, supo que, antes de su llegada, dos mujeres murieron durante el encierro y sus cuerpos fueron enterrados en tumbas sin nombre.

Así pasaron los nueve meses de su pesadilla, hasta que, un Viernes Santo, lograron reducir a los guardias y escapar por una puerta trasera, descalzas y en pijama. Fue entonces que el conductor de una minivan las llevó hasta una oficina de Hezbolá, desde donde advirtieron a la Policía. "Cuando dejamos ese lugar nuestros ojos se dañaron porque estábamos viendo la luz del sol después de mucho tiempo", describió.

Ahora, ya en libertad, 'Rama' desea llevar una vida pacífica en el Líbano, aunque no revelará la verdad a su familia para resguardar su honor.

Reclamo a las autoridades

En total, la Policía libanesa liberó a 75 mujeres sirias al desarticular esta red de tráfico humano el pasado mes de abril. Como resultado de la investigación, se han presentado acusaciones contra 23 personas.

Esta historia, como la de muchas otras mujeres, pone de manifiesto la vulnerabilidad de los refugiados en los países vecinos a Siria, así como las falencias de las leyes libanesas, que ponen a las víctimas de redes de trata al mismo nivel de los proxenetas. Incluso, exige a las mujeres que prueben que fueron obligadas a prostituirse. Por eso, concluye el rotativo, organizaciones de derechos humanos reclamaron al Gobierno que deje sin efecto el artículo sobre prostitución en el Código Penal y reforme las leyes sobre tráfico de personas.