En Venezuela, la guerra económica se traduce en el estado de ánimo de los ciudadanos, que, al final, son el blanco de los disparos en este conflicto. La falta de alimentos que padece la población tiene varias interpretaciones y muchas más formas de reaccionar ante ella.
Así, el tema del descontrol en el alza de los precios de los productos moviliza en Venezuela a un colectivo que pasando a la acción se plantea boicotear la compra de algunos rubros para forzar la baja del precio final.
Valiéndose de la penetración nacional en el uso de las redes, se autoconvocan para ganar conciencias sobre el poder colectivo de los ciudadanos a la hora de comprar determinados productos.
La periodista venezolana Indira Carpio Olivo, premio nacional de periodismo digital 2016, dijo a RT que "no se trata de exigir al pueblo hacer lo que 'el poder' no ha hecho, sino de asumir que el poder es del pueblo. Asumirlo, no porque lo diga la Constitución, porque este instrumento legal también dice que la alimentación es un derecho y vaya usted a explicárselo al dueño del abasto a ver con qué le sale. No. Asumirlo, porque la historia de los pueblos nos obliga a tomar las riendas del asunto. Porque justo del caos debe nacer una nueva forma de vida, la flor en el barro".
La primera propuesta de esa toma de control ciudadanos es un boicot contra el precio de dos productos de la misma familia: plátano y cambur (banano), entre los días 15 y 21 de agosto del año en curso.
También se propone boicotear la compra de tomate y pimientos entre los días 22 al 29 de agosto, la cebolla del 30 de agosto al 6 de septiembre y los ajos y el cebollín entre 7 y el 15 de septiembre.
Una lucha
Para el columnista Pedro Ibáñez, "el boicot es efectivo como forma de lucha para generar una nueva relación de fuerza entre el opresor y el oprimido, entre el consumidor y el especulador".
En la teoría básica de esta forma de control social, agrega, se trata de "una presión de los consumidores sobre las empresas o comercios, dejando de adquirir sus productos mientras no modifiquen sus prácticas, cuyo resultado genera la disminución de sus ingresos".
El Gobierno
Una vez calificada de guerra económica la situación de crisis en Venezuela, el Gobierno de Nicolás Maduro ha repetido en varias ocasiones que, además de las medidas tomadas a nivel gubernamental, la situación debe tener una fuerte participación popular.
"Es en la calle donde tenemos que defender los logros y las conquistas de la revolución bolivariana, tenemos que detener que avance la derecha", declaró el vicepresidente Aristóbulo Istúriz a la Radio Nacional de Venezuela.
El Gobierno ha basado su estrategia contra la guerra económica en la activación de los llamados motores económicos, los aumentos de sueldos y salarios e incluso la distribución casa por casa de alimentos subsidiados.
¡Es el momento!
"Más que campaña puntual, estamos proponiendo una huelga de consumo. Y en esta idea estamos sumando a las distintas iniciativas de boicot. Nos proponemos articular y canalizar el poder de consumo que tenemos los ciudadanos, hacerle entender a la colectividad que nosotros tenemos en nuestra decisión una poderosa herramienta, pero eso pasa por lograr una masividad en la participación".
Eso dijo en entrevista con RT Oliver Rivas, vocero de la Red de Defensores y Defensoras de la Seguridad y Soberanía Alimentaria (Redssa), con presencia en todos los estados del país.
Rivas explicó que "en medio de la guerra económica se restringe la oferta de productos para exacerbar la demanda. Así controlan nuestra economía. Nuestra propuesta está pensada para asestar un golpe a los que, especulando con los alimentos, aspiran ganar cifras astronómicas a costas del salario de los trabajadores".
En un país con una economía rentista, agrega Rivas, "más que incidir de forma inmediata en la producción, nosotros compramos. La renta petrolera ha dado para eso y más. Tenemos que hacer consciente nuestra fuerte influencia en esa parte del ciclo económico. La tarea es articular la demanda. Es una potencia que debemos explotar".
Vía de escape
La movilización ciudadana, opina Oliver Rivas, debe servir además como una válvula para desahogar la frustración acumulada en las interminables filas que deban hacerse para adquirir productos diversos; y además para combatir la impunidad de los comerciantes que, en muchos casos, "muestran productos con precios marcados y los venden muy por encima de su valor, y cuando alguien reclama te dicen: 'Si no te gusta te vas'".
Para el vocero de esta red, "¡Es el momento! " del protagonismo del pueblo.
Ernesto J. Navarro