En una entrevista a la agencia Interfax Mijaíl Gorbachov cree que la URSS no se desintegró por las consecuencias del Golpe de Agosto de 1991, sino por las "contradicciones" y las "formas viejas" del Estado soviético. "Al centro le faltaban capacidades para vigilar y hacer todo y mandar, mientras que en las repúblicas ya se habían creado su propios grupos económicos populares, habían crecido unas élites. Ahí se perfiló un desajuste", evoca el expresidente de la Unión Soviética, que recuerda que intentó enmendar el problema.
Cuando el exmandatario decidió tomarse dos semanas de descanso en una dacha –residencia vacacional– gubernamental en la península de Crimea antes de la firma del proyecto de acuerdo constituyente de la Unión de Estados Soberanos, una versión renovada de la URSS, estaba convencido de poder contener "aquellas fuerzas que se habían cruzado en el camino de la Perestroika". Sin embargo, Gorbachov admite que "en algún momento aquella seguridad en sí mismo se convirtió en presunción" y esta fue "la metedura de pata principal".
La firma estaba programada para el 20 de agosto y el pronunciamiento del denominado Comité Estatal para el Estado de Emergencia se produjo el día 19.
"El motín no fue un fenómeno que ocurriera una sola vez", cree Gorbachov. "Hubo intentos de socavar el proceso de la Perestroika, obstaculizar la democratización de todo el sistema político en más de una ocasión. Yo los veía y tomaba medidas lo suficientemente eficaces como para que no tuvieran éxito", recuerda. Dada aquella experiencia, Gorbachov dice que estaba seguro de haber podido controlar a los que se oponían a los cambios.
Los acontecimientos sucedidos hace hoy 25 años no mejoraron la situación. A juicio del expresidente soviético, aquello inspiró la siguiente intentona golpista, la registrada en 1993 en Rusia. "Si se pudieron permitir acciones anticonstitucionales en 1991, ¿por qué no emprender otro intento en 1993, cuando algunos deseaban hacerlo?", se pregunta.
Gorbachov cree que la disolución de la URSS no era inevitable ya que pudo haber sido "reformada y descentralizada". A juicio del retirado político, los dirigentes soviéticos perdieron el tiempo necesario para "iniciar serios procesos de reforma del sistema político y económico del país, el propio sistema de dirección".
El flaco servicio de Occidente a la Perestroika
Además, pese a la publicidad que se hacía personalmente a Gorbachov en los medios occidentales, hubo una resistencia por parte de los occidentales, se queja el retirado político. "No querían que la URSS llegara a ser un potente Estado democrático", explica. "Una Unión así habría sido una garantía de que no surgiera una política de medidas unilaterales, la del predominio de EE.UU., y parte de los políticos estadounidenses veían en Gorbachov un obstáculo para sus planes", subraya el exlíder comunista.
"En su momento le dije a los estadounidenses: ustedes tratan de imponer su democracia a los distintos países, la reparten como si fuera café empaquetado, mientras que es preciso darle a la gente la posibilidad de elegir por sí misma", revela Gorbachov. "Pero ellos continuaban y continúan llevando a cabo esa política exterior", lamenta.
"Incluso el presidente Obama, democráticamente elegido y con un importante respaldo en el país, no ha podido alterar este rumbo, el rumbo de la imposición de las decisiones unilaterales", destaca. Además, Gorbachov duda que el actual gobernante haya deseado cambiar alguna vez esta forma de proceder.