¿Baja la obesidad en Venezuela por efectos de la guerra económica?
A Jorge Gutiérrez sus amigos lo apodaron 'Torta' por su afición a los dulces. Él, además de las golosinas, solía cenar en la calle y su sitio predilecto era una venta de hamburguesas.
Cada noche, Jorge y el vendedor protagonizaban una escena que se había vuelto ritual y servía de chiste a otros comensales:
—¡Quiero una hamburguesa! —gritaba Jorge.
—¿Con todo? —respondía el vendedor.
—¡Que me haga daño! —concluía él.
Torta murió antes de los 35.
Y es que en Venezuela, históricamente, la principal causa de muerte no está asociada a la violencia. Cifras oficiales aseguran que "más del 20% de la mortalidad es consecuencia de las enfermedades cardiovasculares; constituyendo así la primera causa de muerte en el país".
Ahora bien, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Venezuela no sería una excepción en el concierto de los países. "El sobrepeso y la obesidad son el sexto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen alrededor de 3,4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres son atribuibles al sobrepeso y la obesidad".
Y si hablamos de América Latina valdría destacar que, justamente, el director general de la FAO, José Graziano Da Silva, "alertó sobre los niveles de obesidad que presenta la población latinoamericana y caribeña, de 7,1% en niños menores de cinco años y 22% en adultos", publicó el diario 'Panorama'.
Agrega la información que "la situación de las mujeres en la región es particularmente preocupante ya que su tasa promedio de obesidad alcanza el 29%, en comparación al 18% para los hombres".
Datos de la casa
Entre los años 2010 y 2014, el Instituto Nacional de Nutrición (INN) publicó un estudio titulado: 'Sobrepeso y obesidad en Venezuela'. En él estimaban el índice de obesidad en un 38,4% del total de la población del país, calculada en más de 27 millones de habitantes para 2011.
Sin duda alguna "un índice alto", explica a RT la nutricionista Guadalupe Muñoz, especialista venezolana en sobrepeso y obesidad.
"La población venezolana históricamente ha presentado malos hábitos alimentarios. Estamos acostumbrados a darle preferencia a los carbohidratos simples antes que a las proteínas", señala Muñoz.
Y, aunque parezca contradictorio, agrega, "la obesidad de nuestro país estaba asociada a la pobreza".
Para agregar más leña al fuego, la nutricionista expone dos ejemplos que evidencian la tesis de los malos hábitos: según el Instituto Nacional de Estadísticas, las gaseosas se ubican entre los cinco productos más vendidos en Venezuela y hasta 2015 Venezuela era el tercer país por consumo de pasta en el mundo, "y acá no producimos trigo".
Cesta básica
52 productos integran la canasta básica venezolana, tal y como se desprende de los estudios realizados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Al igual que muchos países de la región, la canasta básica de Venezuela tiene una prevalencia de alimentos ricos en carbohidratos porque los Estados "garantizan alimentos con bajo contenido nutricional y alto contenido calórico para evitar la desnutrición de las mayorías", apunta Guadalupe Muñoz.
No obstante, habría que explicar que la construcción de la actual canasta del país "fue heredada por el Gobierno de la revolución bolivariana y su contenido nunca se reestructuró".
En la actualidad, en plena guerra económica, la mayoría de los productos de esa canasta alimentaria, cuyos precios están regulados por el Gobierno, no se consiguen con facilidad o simplemente no se consiguen.
Se trata de cereales, principales aportadores de carbohidratos: pastas, arroz, harinas de trigo y maíz, pan, entre otros. Las proteínas son blanco de la especulación, por lo que es poco o nulo el consumo de carnes, huevos y leche. También las frutas la grasa y el azúcar.
El grueso de la población cubre sus necesidades con alternativas que incluyen tubérculos y vegetales, endulzantes naturales. Son los alimentos del campo los que se consiguen en anaqueles o a través del trato directo con el productor.
En palabras de la nutricionista, eso explicaría que "los niveles de sobrepeso y obesidad disminuyan", aunque se cuente con un estudio posterior a 2014, año en el que precisamente se endureció la guerra económica en un país que había sido declarado por la FAO territorio sin hambre.
De película
"Vivimos una época en la que el paradigma del burgués gordo y el pobre flaco ya no es cierto", opina la realizadora venezolana Alejandra Szeplaki, entrevistada por RT. Ella se encuentra en la etapa de postproducción de un documental que aborda el tema de la obesidad en la capital venezolana y que se titula 'Caracas Caramelo'.
Para un país cuyos medios de comunicación utilizaron como propaganda durante años la imagen de las 'misses' (en relación con el concurso Miss Venezuela), resulta socialmente una bofetada hablar de obesidad y sobrepeso
"Cuando abordamos a la gente, simplemente no ven la obesidad como un problema. Es un tema que ha sido invisibilizado. La gente no lo habla, no lo comenta", dice la cineasta.
Durante el trabajo de campo del documental, "le comentábamos a la gente que, por ejemplo, en la parroquia Catia de Caracas, seis de cada diez personas tienen sobrepeso, y la gente tiende a responder con frases evasivas como que no están obesos sino que son 'hombre fuertes' o que ese es el cuerpo de la 'gente que echa pa' lante'", añade.
Para Szeplaki es una ilusión el eslogan del 'país las misses'. Los niveles de obesidad "hablan de un patrón de consumo". "Los productos subsidiados que integran la cesta básica están repletos de azúcar, harinas y grasa", asegura.
Pérdida de identidad
En opinión de la cineasta, el patrón de consumo ha sido tan violentamente impuesto y está tan arraigado "que nos vendieron la idea de que ser venezolano es comer una determinada marca de harina de maíz". "Nos arrebataron nuestra identidad gastronómica", asegura Szeplaki.
A manera de reflexión, la directora del documental 'Caracas Caramelo' dijo a RT que un problema aún sin dimensionar es la "pérdida de la reunión en torno a la mesa familiar y el hecho mismo de qué se come en torno a la mesa, donde también se comen valores culturales". "Las familias ya no tienen tiempo para discutir sentados a la mesa. Es hasta una pérdida del hogar", aseguró.
¿Crisis y salud?
Pero, si la actual guerra económica imposibilita a los ciudadanos la obtención de ciertos alimentos y si se comprobase la baja en los índices de obesidad, bastaría comprobar si además disminuyen los números de muertes relacionados con el sobrepeso.
"Personalmente creo que la obesidad no es, actualmente, un tema preocupante. Si bien hemos tenido una obesidad histórica, la actual guerra económica no solo encarece artificialmente los precios sino que va dejando sin opciones de sustitución a muchas familias venezolanas" opina Guadalupe Muñoz.
Por otra parte, la intrincada geografía del valle de Caracas (hablando solo de la capital) hace más fácil la obtención, "incluso por medio del bachaqueo", de productos refinados que de hortalizas y frutas.
"Existen familias que prefieren comprar, al precio que sea, un paquete de harina de maíz 'para quedar llenos'. Porque nos enseñaron a comer para llenarnos", recuerda Muñoz.
Durante la primera década del 2000 vivimos una bonanza petrolera que permitió al Gobierno bolivariano una mejor distribución de la renta, pero "la obesidad aumentó con ese el poder adquisitivo, no aumentó el hábito de una alimentación balanceada". "La situación actual de guerra económica cambió ese panorama drásticamente en los últimos dos años", dijo Guadalupe Muñoz.
Ernesto J. Navarro