Una de las instalaciones más secretas de EE.UU. abre sus puertas
Muchas fueron las especulaciones que se sucedieron a través de los años sobre el Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés). Las hipótesis, incrementadas por su origen militar, iban desde la posibilidad de controlar el clima o la mente, provocar sequías e inundaciones, originar huracanes, derribar el transbordador Columbia o hasta causar futuros desajustes en la rotación del planeta.
Sin embargo, desde que la Fuerza Aérea estadounidense finalizó sus investigaciones, en 2014, para no desmantelarlo, el predio con sus 180 antenas pasó a ser administrado por la Universidad de Alaska, que se encargó de hacer público su uso en investigaciones sobre la ionosfera, e incluso brindó cursos de verano, detalló el sitio Gizmodo.
No obstante, las sospechas nunca se detuvieron. Por eso, los científicos a cargo de la estación decidieron reabrir sus puertas este sábado para que "los visitantes sean capaces de apreciar la ciencia que hay detrás de HAARP". "Queremos mostrar a la gente que la instalación no es capaz de controlar la mente ni de manipular el clima ni todas las otras cosas de las que ha sido acusada", agregaron voceros de la universidad.
¿Para qué sirven las 180 antenas?
Las antenas se encargan de enviar señales de radio de alta frecuencia a la ionosfera con la intención de excitar los átomos que allí se encuentran, mientras que sensores y cámaras evalúan los resultados. La trascendencia de esta investigación radica en que esta capa es en la que rebotan las señales de radio.