El Senado de Brasil tardará dos jornadas laborales en pronunciarse definitivamente sobre la situación de la presidenta Dilma Rousseff, actualmente suspendida de su mandato. Mientras tanto, el vicepresidente y presidente en funciones Michel Temer ya ha arreglado su agenda internacional oficial, como si el asunto ya estuviera decidido.
Brasil no se separará de los BRICS
El próximo fin de semana Temer participará en la Cumbre del G-20 de Hangzhou, China. A mediados de octubre, irá a Goa (India) para participar en la cumbre de los BRICS, según ha confirmado un asesor del presidente a la agencia Reuters. La fuente aseguró que Temer busca mantener lazos estrechos los con otros países de la asociación informal, es decir con India, China, Rusia y Sudáfrica.
En este sentido, el profesor del Instituto Estatal de Moscú de Relaciones Internacionales (Universidad del Ministerio de Asuntos Exteriores), Boris Martynov, considera exagerada la suposición de que Temer opte por un orientación exclusiva hacia Estados Unidos. "En Brasil ya se ha elaborado una doctrina propia y constante de política exterior, y oponerse a la misma significaría hacer un trabajo en contra de sí mismo", sostuvo en una entrevista concedida a la agencia de noticias RBC.
El país es una de las economías motores del mundo, que tiene sus propios intereses y pretende conformar una esfera de influencia (ante todo, en el Atlántico Sur), explicó. La supuesta actitud pro EE.UU. de Temer es incapaz de influir de una manera drástica sobre el rumbo adoptado por Brasil y mucho menos sobre la doctrina de la defensa nacional.
"Cómodo para todos"
"Es poco probable que los cambios en la política vayan más allá de las declaraciones sobre la amistad con EE.UU. y la unidad de los países democráticos", pronosticó Martynov. "La diplomacia brasileña es muy experimentada y hay que separar los hechos de las palabras".
Además, en su opinión, Temer es cómodo para todos: "conviene a la élite nacional y también a las democracias de Occidente y sus socios de los BRICS".
En referencia al proceso político contra Dilma Rousseff, el experto ruso enfatizó que ella "no ha cometido nada que sobresalga de lo que hacían sus predecesores". Destacó también la actitud del actual senador Fernando Collor de Mello, que en 1992, siendo presidente, fue sometido a un proceso de destitución semejante al que sufre ahora Rousseff. En aquel entonces él prefirió presentar su dimisión el día antes de la votación definitiva en el Senado, mientras que Rousseff se defiende hasta el último recurso. El pasado 12 de mayo, Collor votó desde su escaño a favor de la suspensión de la mandataria y el inicio del 'impeachment'.
Los temores de Dilma Rousseff
Este lunes el Senado de Brasil se reunió para escuchar a la propia presidenta. Rousseff aseguró que no se quedará "callada como los cobardes que en el pasado con las armas y hoy con la retórica pretenden atacar la democracia". Calificó los acontecimientos de los últimos meses de "golpe a la Constitución", que tendrá como resultado "la elección indirecta de un gobierno usurpador".
"Hoy temo por la muerte de la democracia", señaló. Rousseff indicó que son ciertos sectores de la élite política y económica los que amenazan la democracia "al ser contrariados en las urnas". A su juicio, el proceso sienta el precedente de "condenar sin pruebas a una persona inocente".
Si dos tercios de los senadores apoyan la destitución de Rousseff, Michel Temer se convertirá automáticamente en jefe de Estado. El vicepresidente ya desempeña estas funciones desde mayo pasado. Su reafirmación en el cargo no exigirá una reelección, Temer podrá cumplir el plazo de Rousseff, que expirará en 2019. Y eso que el 52% de los brasileños apoyan las elecciones anticipadas cualquier que sea el resultado del juicio político, según un sondeo realizado por la empresa Ipsos.
Un golpe contra el pacto político y social
El profesor adjunto de la Universidad Federal Fluminense (Río de Janeiro) Rogerio Dultra, opina que de esta manera la democracia en Brasil está amenazada, al igual que el combate a la miseria que Dilma Rousseff libró en 2011.
"La situación es extremamente delicada", afirma el analista en un comentario concedido a RT. Las elecciones en los estados, programadas para el 2016, y las elecciones generales del 2018 están amenazadas porque se ha roto el pacto político y social que se inauguró con la 'Nova República' (la Sexta república brasileña) en la Constitución de 1988.
"Este golpe elimina el pacto entre las élites y la sociedad brasileña. Entonces, la configuración de las elecciones no está totalmente clara", agrega. El experto considera el proceso a Rousseff no solo como ilegal sino inconstitucional y "exclusivamente político en términos políticos y procesales".