Réquiem por la economía China: ¿realidad o deseo de algunos?

La desaceleración del crecimiento económico chino es un efecto secundario de los cambios en su modelo de desarrollo, asegura el portal ruso Vzgliad.

Varios analistas auguran un futuro sombrío para la economía china, basando su postura en argumentos como la clausura de empresas, el encarecimiento de la mano de obra y la poca eficacia del sistema de crédito, así como el descenso de las inversiones privadas y el comercio. Pero, ¿es verdad que el milagro chino ha llegado a su fin?

A finales de este mes el portavoz de la Cancillería china, Lu Kang, anunció que la comunidad internacional "está completamente segura sobre los indicadores económicos y el potencial de desarrollo de China en el futuro".

Esta declaración llegó después de que varios medios internacionales hicieran predicciones apocalípticas sobre la economía china, señala el portal ruso Vzgliad.

"Es evidente que el mapa económico está cambiando y que las ventajas competitivas que existían antes ya no funcionan", escribe el medio.

La fuerza laboral ya no es tan barata como antes, de manera que se han agotado las ventajas que suponía establecer empresas con inversión extranjera. Lo que queda es un enorme mercado interno con un potencial colosal.

Considerando estas circunstancias, Pekín está revisando la estrategia económica del país, y se está reorientando desde un patrón enfocado en las inversiones, la producción y las exportaciones a uno nuevo basado en el consumo y los servicios.

La desaceleración del crecimiento económico chino es un efecto secundario de un cambio de modelo de desarrollo desde la estimulación de exportaciones a cualquier precio hacia el impulso al consumo interno.

Ahora se pone énfasis en las reformas estructurales, la superación de la dependencia excesiva de las exportaciones y en los incentivos a las inversiones en activos fijos. En otras palabras, se prioriza la estabilidad del crecimiento y no su intensificación.

Por lo tanto, actualmente el Gobierno chino espera un crecimiento del PIB anual entre 2016 y 2020 del 6,5% y no del 10% alcanzado previamente.

El PIB nominal de China, que ha sobrepasado ya 10 billones de dólares, convierte a la economía del país asiático en la segunda en el mundo y la primera en volumen de producción internacional. El medio añade, además, que la economía china se está convirtiendo gradualmente en una economía innovadora.

Para el fin de este quinquenio, el PIB chino alcanzará 14 billones de dólares, o el 70% del PIB de EE.UU., y la distancia entre los dos gigantes seguirá disminuyendo.

China ofrecerá al mundo un mercado enorme, capitales, abundancia de mercancías y oportunidades aún más amplias.

"China sigue siendo la economía más dinámica del mundo y está resolviendo sus problemas internos. Es fundamentalmente diferente a las economías occidentales, por lo que no se deben aplicar patrones europeos o estadounidenses para pronosticar su futuro", subraya Vzgliad.

La concreción de su enorme potencial económico no solo cambiará a la propia China o a Asia, sino que también afectará las relaciones económicas internacionales.