José Mujica, senador y ex presidente de Uruguay, habló del golpe de Estado que se consumó esta semana en Brasil. Lo hizo durante un acto del Plenario Intersindical de Trabajadores - Convención Nacional de Trabajadores (PIT-CNT), la central obrera uruguaya.
Para el dirigente del Frente Amplio este miércoles se concretó "un golpe de Estado que estaba anunciado desde hacía rato". Mujica no dudó en calificar la destitución como "una simple pantomima". En ese sentido cuestionó a "la oposición brasileña" y dijo que "es demócrata cuando le conviene, no aceptaron la derrota en las urnas". Asimismo recordó que el actual embajador brasileño José Serra visitó Uruguay y "dijo a boca de jarro que esto estaba decidido".
Además el senador uruguayo analizó que este proceso "tiene muchas enseñanzas". Según él, Dilma Rousseff "no tuvo cancha para negociar, y sobretodo desconcertó a mucha gente de su propia fila porque quiso hasta frenar el peso de la crisis económica con algún tipo de medida relativamente conservadora en el seno de su economía".
Condenada por honesta
Mujica también explicó que “a esta mujer la están condenando por no haber entrado en la corrupción”. Por eso se preguntó cuál fue el error del PT: "El error entre comillas de la presidenta fue no agarrar viaje para tapar un hecho de corrupción”.
"Hubo una decisión política de la derecha de aventar este gobierno", apuntó el ex presidente uruguayo. "Hubo una decisión política que buscó reacomodar el artilugio jurídico a los efectos de tener ciertas cosas para presentarse ante la opinión del pueblo y del mundo", enfatizó.
Finalmente señaló que la destitución "estaba decidida en otra parte" y que lo que vimos fue un escenario montado "a los efectos de embaucar a la opinión pública y dar una apariencia de juicio".
La reacción de América Latina
Ni bien se concretó el golpe de Estado distintos gobiernos de América Latina respondieron. Países como Venezuela, Bolivia y Ecuador decidieron retirar sus embajadores en señal de protesta a la interrupción del orden democrático.
También el gobierno cubano y el ex presidente peruano Ollanta Humala expresaron su solidaridad con Rousseff.
En contraposición, el gobierno argentino se limitó a difundir un breve comunicado donde asegura que “respeta el proceso institucional verificado” y asegura su "voluntad de continuar por el camino de una real y efectiva integración en el marco del absoluto respeto por los derechos humanos, las instituciones democráticas y el derecho internacional".