La cafeína, el azúcar, el alcohol, la sal e incluso el agua... son todas ellas sustancias tóxicas, revelan repetidos estudios científicos en materia de consumo humano.
Café: no importan las tazas, sino la cafeína
Según una estimación de la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. que RT publicó en julio, una sola cucharada de cafeína en polvo es suficiente para provocar una sobredosis.
El sitio web especializado en café Coffee Informer sugiere que ningún adulto sano debería tomar más de 6 miligramos de cafeína al día por kilogramo de peso corporal, es decir 300 o 400 miligramos de cafeína. Aplicado a las bebidas más asociadas con este alcaloide, este límite se traduce en cinco tazas de café expreso o aproximadamente doce latas de Coca-Cola.
El sitio ha creado incluso una calculadora para determinar las dosis máximas diarias de bebidas con cafeína que puede tomar una persona según su peso corporal. Así, un adulto de 75 kilos propenso al consumo desmesurado de la bebida energética EnerBee, a juzgar por esos cálculos, "criaría malvas" después de beber 112,8 latas.
El agua, ¿la sustancia más tóxica?
No obstante, el consumo de más de un centenar de latas de cualquier bebida energética supondría la muerte no a causa de la cafeína, sino por el exceso de ingesta de agua, ya que esta cantidad de latas supone 40 litros de líquido, una dosis muy superior a las que puede soportar un humano. Basándose en algunas investigaciones fisiológicas, el sitio web informativo Compound Interest dedujo en 2014 que 6 litros de agua pura consumidos en una hora o dos son suficientes para provocar una hiperhidratación mortal. El proyecto Science-Lab aumentó la estimación a 6,7 litros o 90 mililitros por kilo de peso corporal.
El consumo excesivo de líquido provoca un descenso de la concentración de sodio en la sangre humana. Cuando el nivel de sodio disminuye hasta índices inferiores a 100 mmol/l, el organismo empieza a verse afectado, y el órgano que más se resiente es el cerebro, ya que las neuronas ven disminuida su conductividad eléctrica. El posible cuadro clínico prevé desmayos, edemas irreversibles, sobrepresión o coma.
Los médicos solo conocen unos pocos casos de fallecimiento por consumo excesivo de agua, pero todos son muy fehacientes. En uno de ellos, una mujer de 28 años murió en California después de participar en un concurso que consistía en beber la mayor cantidad de agua posible cada 15 minutos sin tener que ir a orinar.
Muerte salada
Cuanto más sal contenga el agua, menos fatales serían los efectos de su consumo excesivo sobre la conductividad del cerebro. Sin embargo, la propia sal lleva a personas a la tumba en muchísimas más ocasiones. Se trata ante todo de casos de fallecimiento a causa de los daños que el exceso de cloruro sódico ocasiona en los riñones y otros órganos, aunque existen estimaciones de su impacto directo.
En ratas de laboratorio, la dosis letal ingerida son 3 gramos de sal por kilo de peso corporal, informa Gizmodo. Los fisiólogos calcularon que normalmente las personas son menos tolerantes a la sal que los ratones, y aunque para algunas el índice máximo es también de 3 gramos, a muchos adultos les bastan 0,75 g por kilo para morir. Eso quiere decir que una persona de 80 kilos de peso puede morir tras tragar de golpe 60 gramos de sal, es decir, cuatro cucharadas.
Muerte dulce
La cantidad de azúcar que haría falta ingerir para causar la muerte es tan alta que no hay estómago que la resista. En unas pruebas hechas con ratas, el efecto tóxico de la sacarosa llegó a su grado letal con 29,7 gramos consumidos por kilo de peso corporal. Si extrapolamos este dato a un ser humano de 75 kilos de peso, significa que podría ingerir 2,17 kilos de azúcar antes de morir.
Es conocido el gran peligro que representan para la salud los refrescos gaseosos, que contienen hasta 40 gramos de azúcar por lata. No obstante, si una persona muriera por sobredosis de refresco lo haría, como en el caso de las bebidas energéticas, por el exceso de consumo de líquido, ya que para consumir una dosis letal del azúcar añadido a los refrescos habría que beber 14 litros, el equivalente a dos dosis mortales de agua.
Muerte ebria
Las mayores divergencias entre los expertos surgen en las estimaciones de la cantidad de alcohol capaz de matar a una persona, un tipo de muerte bastante frecuente. Un caso conocido es el de la cantante Amy Winehouse, cuya muerte fue atribuida oficialmente por los médicos al exceso de alcohol en la sangre (4,16 gramos por litro de sangre, o 0,416%).
La resistencia al alcohol depende mucho de la sensibilidad individual y el estado físico de cada persona. Gizmodo estima en 1.350 mililitros de vodka o medio litro de alcohol puro la dosis potencialmente letal para un adulto de 75 kilos. Eso corresponde a 13 tragos o chupitos seguidos de vodka (40 grados de concentración).
Por otro lado, se han dado casos de conducción en un grado de embriaguez que deberían haber supuesto la muerte por intoxicación de la persona antes de ponerse al volante.