¿Quiso el físico alemán Werner Heisenberg crear una bomba atómica o fue un luchador antinazi?
El destacado físico alemán Werner Heisenberg es conocido a menudo por los historiadores como el "padre fracasado de la bomba atómica" al no haber podido cumplir su intención de desarrollar esta temible arma al mismo tiempo que como un luchador firme contra el régimen nazi que saboteó el desarrollo de este tipo de materiales bélicos.
Los argumentos históricos a favor de cada una de estos dos apelativos se presentan de forma muy selectiva y especulativa. ¿Qué papel jugó realmente el físico en el proyecto nazi de bomba nuclear? A ello está dedicado el artículo 'Werner Heisenberg y el proyecto nuclear alemán de 1939 – 1945: Los mitos y la realidad', obra del también físico nuclear germano Klaus Gottstein.
Pocos días después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el catedrático de la Universidad de Leipzig Werner Heisenberg fue destinado a la Oficina de Armamento de las fuerzas terrestres de Alemania, donde se le asignó que investigara la posibilidad de desarrollar una bomba nuclear: entonces se trataba solo de una posibilidad teórica.
El alivio de un fracaso
En 1941, Heisenberg y un grupo de científicos alemanes conocidos como el 'club de uranio' llegaron a la conclusión de que el desarrollo de este tipo de armas de destrucción masiva era posible aunque tardaría muchos años en hacerse realidad. Ello hizo que las autoridades alemanas desestimaran la posibilidad en tiempos de guerra y el proyecto fue abandonado por los nazis en 1942.
No contento con ello, el ministro de Armamento del Tercer Reich, Albert Speer, apoyó el proyecto de construir un pequeño reactor adecuado para la generación de este tipo de energía. Heisenberg quedó absolutamente satisfecho con la decisión, ya que no se vio ante el dilema moral de fabricar un arma tan destructiva. Por lo tanto, sería un error afirmar que el físico hizo fracasar la tarea, como creen varios historiadores.
Aunque en el último semestre de 1941 Heisenberg quedó convencido de la imposibilidad de desarrollar un arma nuclear en un futuro próximo, le preocupaba la perspectiva de su aparición en un tiempo más lejano: la podría desarrollar EE.UU. Y la Alemania nazi tampoco rehusaba la posibilidad más adelante.
Por desgracia, el científico no tenía posibilidad de plantear la cuestión de la seguridad directamente ante la comunidad científica internacional, por lo que se dirigió a su amigo y mentor Niels Bohr, un físico danés con quien colaboró en la década de los 1920. Heisenberg quería discutir con él el problema para conocer su opinión. En septiembre de 1941 se reunieron en una conferencia de astrofísica en Copenhague.
Por temor al espionaje de la Gestapo, Heisenberg fue muy cuidadoso en sus expresiones: Alemania lo podía juzgar por traición. Sin embargo, el físico danés evitó que aquella conversación tuviera lugar. Firme opositor de la ocupación de Dinamarca y convicto antifascista, Bohr no podía imaginar que Heisenberg no estuviera autorizado y no quería tener nada que ver con proyectos nazis. Más tarde Heisenberg lamentó no haber intercambiado pareceres con el genial físico escandinavo.
Contrariamente a lo que afirman otros trabajos dedicados a aquella frustrada reunión, las relaciones amistosas entre ambos físicos continuaron. Ellos mismos y sus propios familiares siguieron intercambiando visitas después de la guerra.