Los automóviles eléctricos, ¿funcionan con trabajo infantil?
"¿Comprarían un automóvil si pensaran que a alguien le ha costado su niñez?". Esta es la pregunta que se hace Mark Dummet, investigador de Amnistía Internacional (AI) sobre Empresas y Derechos Humanos en la víspera de la inauguración del Salón del Automóvil de París, en el que se expondrán nuevos modelos de automóviles eléctricos.
La ONG ha instado a los principales fabricantes de este tipo de automóviles a "jugar limpio con los consumidores" e informar sobre las medidas que toman "para mantener el trabajo infantil al margen de sus cadenas de suministros".
En concreto, según AI, General Motors (GM), Renault-Nissan y Tesla todavía no han explicado cómo van a garantizar que sus baterías no empleen el cobalto extraído en la República Democrática del Congo con mano de obra infantil, en algunos casos de tan solo siete años de edad. Otras compañía como BMW y Fiat-Chrysler tampoco han facilitado suficientes pruebas sobre el cumplimiento de las normas internacionales relativas a las cadenas de suministro de minerales.
Un sector sin transparencia
Según las directrices de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), las empresas que utilizan cobalto extraído en áreas de alto riesgo deben identificar sus talleres de fundición y refinería, así como dar a conocer cómo se han asegurado de que éstos han identificado y combaten abusos en materia de derechos humanos.
Sin embargo, una nueva investigación publicada por Amnistía Internacional en vísperas de la inauguración del Salón del Automóvil de París han revelado que ninguna de las empresas antes mencionadas pudo demostrar que haya cumplido esta norma.
"Tal vez los automóviles eléctricos no sean tan 'limpios' como creíamos. Es preciso que los clientes sean conscientes de que los automóviles verdes podrían estar relacionados con la lacra del trabajo infantil en la República Democrática del Congo", afirmó el investigador de AI.
Las investigaciones de la ONG ponen de manifiesto que el peligro de que el cobalto extraído por niños y niñas termine en las baterías de los coches eléctricos es considerable: "Estos vehículos se presentan como una opción ética para los conductores y conductoras concienciados con el medio ambiente y con los problemas sociales, así que las empresas que los fabrican deben jugar limpio y demostrar que han ejercido la diligencia debida a la hora de obtener sus suministros", señalan desde AI.
Cobalto y mano de obra infantil
El cobalto es el componente fundamental de las baterías de ion de litio, que son las encargadas de alimentar los vehículos eléctricos. Más de la mitad del cobalto de todo el mundo procede de la República Democrática del Congo, y de ese porcentaje, el 20% se extrae a mano.
El informe "This Is What We Die For" concluyó que tanto adultos como menores, algunos de ellos de tan solo siete años, trabajan en condiciones deplorables en áreas mineras artesanales de la República Democrática del Congo. Los menores entrevistados dijeron que trabajaban hasta 12 horas diarias en la mina, llevando pesadas cargas, para ganar entre uno y dos dólares diarios.
"Pasaba 24 horas allí bajo, en los túneles. Llegaba por la mañana y me marchaba a la mañana siguiente. Tenía que hacer mis necesidades allí abajo. Mi madre adoptiva quería que fuera al colegio, pero mi padre adoptivo estaba en contra y me explotaba haciéndome trabajar en la mina", narró Paul, de 14 años de edad y huérfano, al equipo de investigación de AI.
En 2014, había alrededor de 40.000 niños trabajando en minas en todo el sur de la República Democrática del Congo, muchas de ellas de cobalto, según datos de UNICEF. Los adultos también sufren las consecuencias de este tipo de minería. Según AI, al menos 80 mineros artesanales murieron en los túneles del sur de este país solo entre septiembre de 2014 y diciembre de 2015.