Una vez derrotado el Estado Islámico en Irak, ¿brotará la violencia de nuevo?
Washington y sus países aliados desembolsan sumas enormes para financiar las operaciones militares contra el Estado Islámico y para enviar ayuda humanitaria a Irak. Sin embargo, esta inversión solo sería eficaz si gran parte del gasto fuera redirigido a fomentar la reconciliación, cree la presidenta del Instituto de Paz de EE.UU., Nancy Lindborg. En su opinión, de esta manera se podría garantizar que las zonas arrebatadas a los extremistas permanecieran a largo plazo bajo un gobierno civil.
El Gobierno de Irak y la coalición internacional estiman que aproximadamente la mitad de los territorios controlados en algún momento por el EI han sido reconquistados, algunas de ellos ya hace más de un año. Pero menos de un 25% de la población desplazada (cuatro millones de personas en total) ha regresado a esos territorios, resalta Lindborg en un artículo publicado en 'The Telegraph'.
La causa principal son los errores en los intentos de reanudar el diálogo entre distintos grupos de la sociedad, dividida ante todo por una profunda grieta entre los sunitas y los chiitas. La autora cita un ejemplo ilustrativo de cómo se puede resolver este conflicto: el regreso de los civiles sunitas a Tikrit en 2015 después de que centenares de miles de ellos huyeran de la ciudad.
La paz después de una matanza
El Estado Islámico masacró en las afueras de la ciudad natal de Saddam Hussein a 1.700 cadetes y soldados, en su mayoría chiitas que el grupo terrorista había capturado en una base militar conocida como el campamento Speicher. Cuando el área fue reconquistada por las tropas, muchos de sus residentes se dieron a la fuga tras los yihadistas, porque temían ser castigados injustamente como venganza por la matanza.
Un grupo de negociadores iraquíes se reunió con los líderes tribales sunitas y chiitas en Tikrit. El acuerdo alcanzado durante aquellas conversaciones permitió impartir justicia y al mismo tiempo alcanzar una paz sostenible. Unas 300.000 personas regresaron a la ciudad y su gobernación.
A juicio de la investigadora, hay que invertir el dinero occidental preferiblemente en esta clase de negociaciones. Derrotar al EI en el campo de batalla y ofrecer ayuda humanitaria a la población no es suficiente para que una paz duradera se restablezca en los territorios liberados. Si EE.UU., el Reino Unido y sus aliados no se centran debidamente en las causas más profundas de los conflictos, sostiene Lindborg, la violencia puede brotar de nuevo, lo que exigiría una nueva intervención militar.